Cambios en la compra de los españoles
Cada familia destinó en 2006 el 18% de sus ingresos a comida, tres puntos menos que un año antes. La diferencia la destinó al ocio
El retrato robot del comprador en España tiene múltiples caras. El fuerte aumento de hogares, la llegada masiva de población inmigrante y la fuerte preponderancia de familias monoparentales o con personas mayores de 65 años son los tres factores que más han influido en el consumo de alimentos de los españoles.
Así queda reflejado en el informe sobre la Alimentación en España en 2006, elaborado por el Ministerio de Agricultura y presentado ayer por su titular, Elena Espinosa. En el estudio se destaca que no todas las comunidades consumen lo mismo, ni todos los consumidores hacen el mismo gasto ni mucho menos compran en los mismos establecimientos.
El gasto total en alimentación de los españoles, divididos por hogares, establecimientos de restauración y hostelería y las instituciones colectivas, fue de 81.916 millones de euros, lo que representa un avance del 5,3% respecto a las cifras de 2005. En este aspecto destacan los hogares, que suponen el 72% del total, seguidos por la hostelería, con una cuota de mercado del 25,6%, y de las instituciones colectivas, con un 1,9%. A su juicio, la subida de los precios y la mayor inclinación hacia productos de más o menos valor añadido son los dos factores que desequilibran la balanza del gasto por persona.
Según el informe, cada persona gasta una media de 1.355 euros al año en alimentación y consume 644 kilos de comida al año en su casa. El gasto y el consumo es dispar en todas las comunidades autónomas, aunque la que más gasta y consume es Cataluña (1.616,4 euros por persona al año y 729,4 kilos) y la que menos es Murcia (1.073 euros y 555,3 kilos por persona).
Cada hogar destina el 18% del presupuesto familiar a alimentación, tres puntos menos que en 2005. Este descenso fue interpretado de forma positiva por la ministra, que dijo que ese dinero que se deja de gastar en alimentación se traslada a actividades de ocio.
A su juicio, el factor que más ha influido en los cambios de los patrones de gasto en alimentación tiene que ver con razones demográficas. La unidad familiar con hijos de edad media, que representa el 18,3% de la población, es la que más representatividad ha perdido en el gasto en alimentación en 2006, con un descenso del 6,1%, mientras que las que más han crecido (por encima del 10%) han sido las parejas jóvenes sin hijos y los jóvenes independientes, que tan sólo representa el 12,2% de la población.
Grado de madurez
Espinosa valoró de forma positiva estos datos, que muestran 'que el mercado español ha alcanzado un alto grado de madurez característico de las economías desarrolladas'. A su juicio, ese grado sólo se mantendrá si productores y distribuidores invierten en calidad e innovación, por lo que les pidió un mayor esfuerzo para mejorar el valor añadido de esos productos, que debe ir vinculado a los nuevos hogares y a las nuevas tendencias de consumo con las que compran.
La primera de ellas es que seis de cada 10 euros que emplean hogares a alimentación se destinan a cinco productos (carne, pescado, fruta, hortalizas, leche y plan), mientras que el 54% del consumo se destina a alimentación perecedera. Este gusto por los alimentos perecederos condiciona mucho la elección del lugar dónde se realiza la compra. Mientras que en las compras en general, los supermercados e hipermercados tienen una gran cuota de mercado (45,4% y 16,7%, respectivamente), cuando se trata de alimentación fresca, la elección cambia radicalmente en favor de las tiendas especializadas. Estas tienen una cuota de mercado del 38,4%, apenas cuatro décimas por debajo de los supermercados.
También se han producido cambios en los factores que determinan la compra. El factor más valorado es la proximidad, elegida por el 54% de los consumidores, mientras que el aspecto que más deberían mejorar los establecimientos es la rapidez en las cajas, escogida por el 20,1% de los consumidores. Este aspecto fue resaltado por la titular de Agricultura, que resaltó el estrechamiento del diferencial entre la proximidad y la calidad de los productos, 'que hace diez años era de once puntos y ahora apenas supera las ocho décimas'.
Detrás de la proximidad se encuentran otras tendencias visibles desde hace varios años, como el descenso paulatino en el tiempo invertido en llegar al lugar de la compra (10 minutos y 42 segundos de media, casi un minuto menos que en 2005), la caída en el tiempo que se invierte en la compra (que no supera los 25 minutos, casi dos menos que en 2005) o el fuerte incremento de las personas que hacen la compra a través de internet (un 4,3% del total). Por estos motivos, Espinosa instó a las empresas de distribución para que busquen fórmulas 'para que las compras cada vez se hagan más rápido y mejor'.
Otros factores que obligan a hacer cambios a los distribuidores son las razones de elección de los productos. El 30% de los consumidores españoles escoge los alimentos por que sea saludable y que sea rápido de preparar.
Carne, pescado, frutas, hortalizas, leche y pan representan el 54% del consumo