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CincoSentidos

El cine se muda a las afueras

El cine se muda a las afueras
El cine se muda a las afuerasPABLO MONGE

Los grandes cines de la Gran Vía ya no son rentables. Basta con echar un vistazo al mínimo aforo de las sesiones de entresemana o con observar la rapidez con que cambian las películas en cartel. Es la dura conclusión a la que llegan los empresarios del gremio y que está avalada por una cifra abrumadora: siete cines de la emblemática avenida madrileña han echado el cierre en los últimos cuatro años. El último en anunciar que dejará de proyectar películas es el Cine Avenida, que prevé reconvertirse en un centro comercial después de un continuo declive en el número de espectadores. 'Una sala de 1.500 butacas no funciona. La tasa de ocupación no llega al 9%', señala una portavoz de la familia Soler, propietaria del Cine Avenida y de larga tradición inmobiliaria en cines y teatros de la Gran Vía.

Los cines Azul, Rex, o Luna han quedado para el recuerdo y el Gran Vía o el Coliseum han conseguido sobrevivir gracias a su transformación en teatro. A la piratería, azote indiscutible para la industria cinematográfica, y a la creciente preferencia de los espectadores por acudir al cine a los centros comerciales, donde se aparca mejor y de paso puede hacerse la compra de la semana, se ha sumado un cambio en la normativa urbanística que ha sido el detonante para el declive imparable de los cines del centro madrileño. El plan general de reordenación urbana de Madrid avaló en 2004 un cambio de uso para los cines históricos de la capital, obligados hasta entonces a no modificar su actividad en aras de su valor cultural y arquitectónico. Fue la válvula de escape que aprovecharon los propietarios de los cines Gran Vía o Coliseum, reconvertidos hoy en teatros, y el argumento jurídico que precipitó el cierre de otros locales, que no contaban con los requisitos necesarios para mutar en una sala teatral o de conciertos para no abandonar así su uso cultural. Un teatro requiere mayor espacio para el escenario y para todo el entramado de poleas en el que colgar los escenarios, lo que en ocasiones exige la incorporación de edificios adyacentes. 'El Palacio de la Música o el Avenida no cuentan con el espacio suficiente para ser teatros', aseguran fuentes próximas a su propietario.

Para Enrique González Macho, productor, distribuidor y propietario del grupo Alta Films y de los cines Renoir, 'los cines de la Gran Vía no son viables. El destino de las grandes ciudades es quedarse sin cines en el centro'. Y lamenta que la Gran Vía madrileña perdió el tren para salvar a sus cines. 'Si se hubiera autorizado antes su conversión en multicines, no habría ahora ninguna calle en el mundo con tantas salas. Pero ahora ya es tarde por el elevado coste de inversión que supondría y porque las formas de ocio han cambiado. En el centro funciona mejor la venta de ropa que los cines', añade González Macho.

Los multicines de la periferia son la fórmula más viable y acogen las salas más taquilleras

Los datos del Ministerio de Cultura muestran cómo los cines más taquilleros son los ubicados en las afueras de la capital o las pequeñas salas de minicines, con un aforo que no supera las 200 butacas. Así, el Kinépolis de la Ciudad de la Imagen de Pozuelo, a las afueras de Madrid, colocó el pasado año a tres de sus salas entre las cinco que más recaudaron en toda España. En los dos primeros meses del año, la sala madrileña más taquillera ha sido una de los cines Ideal Yelmo Cineplex, prueba de que la fórmula de los multicines sí resulta rentable en el centro madrileño. De hecho, la familia Soler, propietaria de los deficitarios cines Avenida y Palacio de la Música, sí confía en las posibilidades de los cines Acteón. 'Pueden funcionar bien ya que se acercan más al tipo de cine moderno, con varias salas', reconocen sus propietarios.

El cierre de cines también ha movilizado a las asociaciones de vecinos de la zona. 'Pensamos que en Gran Vía existe una saturación de grandes centros comerciales y no tiene sentido crear otros nuevos a costa de espacios culturales', apuntan desde la Asamblea Ciudadana del Barrio de Universidad, donde apuntan a la especulación inmobiliaria como principal causa del continuo cierre de salas.

Teatros y musicales toman el relevo de las luces de neón

Junto con los multicines, los teatros están garantizando la continuidad de la vida cultural en la Gran Vía madrileña. Sus tasas de ocupación distan mucho de las que arrojan los cines amenazados de cierre. Es el caso del musical 'Hoy no me puedo levantar', que se programa en el Rialto Movistar, con una ocupación del 78%, o 'Víctor o Victoria', que se exhibió en el teatro Coliseum, también en la Gran Vía, con ocupación del 38%. 'Al contrario que en el cine, se han abierto teatros aunque existe el riesgo de que desaparezca la cultura en el centro', señala Jesús Cimarro, presidente de la Asociación de Productores de Teatro, Música, Danza y Empresarios de Espacios Escénicos.

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