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Directivos

Los ejecutivos orientan sobre la carrera a elegir

Puede que exista vocación, pero, como le ocurrió a Antonio Garrigues, que se siga la tradición familiar. Hay que sentir atracción por la profesión y ver si tiene futuro

El difícil momento de elegir carrera
El difícil momento de elegir carrera

La gran elección. Y de una gran complejidad. Es el momento en el que el adolescente deja formalmente de serlo y debe decidir, como adulto y por sí mismo, el camino a seguir. ¿Qué carrera estudio? Es la pregunta más frecuente. El filósofo José Antonio Marina asegura que en un país próspero, la dificultad está en elegir entre las diferentes marcas, mientras que en las sociedades tradicionales lo normal era que el hijo heredara el oficio del padre. En las modernas, cada persona debe tomar sus propias decisiones. Y una de ellas es elegir los estudios que marcarán el futuro profesional.

Según Marina, hay que tener en cuenta tres criterios: si se sirve para ella, si le gusta y si le permitirá tener un buen nivel de vida. 'Todos ellos son importantes, pero difíciles de aplicar. ¿Cómo se sabe si se sirve para esa actividad, y si no gusta ninguna o si tener un título asegura el futuro?'. Para llegar a una primera aproximación en el complejo sistema educativo español, cabe recordar que apenas quedan tres años para la entrada en vigor del Acuerdo de Bolonia con el que se homogeneizará la educación superior en Europa, la próxima semana sale a la venta el libro Elige lo que quieres ser (JdeJ Editores), donde más de un centenar de profesionales relatan en primera persona los motivos por los que decidieron estudiar una determinada carrera.

En opinión de Marina, hay cosas que sólo se conocen en la práctica, porque el programa de las carreras dice muy poco sobre la dedicación diaria. A lo más que anima es a estudiarla. Pero lo que hay que elegir es un proyecto de vida. 'Hay que distinguir entre un proyecto y un deseo. Decir me gustaría ser médico puede ser una ensoñación, mientras que afirmar voy a ser médico implica poner manos a la obra'. En ocasiones, y cuando la vocación es muy clara, lo más sensato es seguirla, 'porque quien la siente sabe que no puede dedicarse a otra cosa, y esa misma energía le servirá para vencer muchos obstáculos', afirma este pensador, que durante años ejerció como profesor de Filosofía en el instituto de un pueblo de Madrid.

Vocación es lo que siempre tuvo Javier Álvarez Vara, que fue presidente de Construcciones Aeronáuticas (CASA) y en la actualidad preside Ydilo AVS, para cursar la carrera de ingeniero aeronáutico. Según relata, siempre tuvo fascinación por los aviones y antes de finalizar el Bachillerato ya había conseguido el permiso para ser piloto de vuelo a vela. Tras 45 años de profesión, todavía recuerda con especial emoción los momentos del primer vuelo de un prototipo de avión en el que participó, después de cuatro años de diseño y de pruebas.

También Juan Abarca, presidente del Hospital de Madrid y del Hospital Montepríncipe, supo desde que era un niño que su verdadera vocación era ser médico. Y la culpa la tuvieron un carro de paja, que al volcar le fracturó el fémur derecho, y un primo suyo traumatólogo, que le permitió que le acompañara a alguna operación clínica.

Puede ocurrir que al alumno no le haya quedado otra salida que seguir el vaticinio que le hacían sus familiares en su más tierna infancia. La decisión de estudiar Arquitectura no partió directamente de Ricardo Aroca. Ahora lo recuerda: 'Desde pequeño todos en la familia decían que dibujaba bien y que sería arquitecto. La verdad, nunca me planteé estudiar otra cosa'.

La vocación es un añadido más que facilita la elección, pero puede suceder que el alumno no tenga ningún tipo de inclinación hacia un determinado estudio. Entonces, tendrá que valorar otras variables, como son las posibles salidas profesionales. Es lo que tuvo en cuenta María José Huertas, sumiller del Casino de Madrid y Premio Nacional de Gastronomía 2003. 'Cuando comencé mis estudios no existía una titulación específica sobre enología y tuve que llegar a ella a través de Ingeniería Agrícola. Las razones que me llevaron a estudiar esta carrera fueron más de índole práctica que vocacional. Toda la pasión que faltó al principio ha surgido con el tiempo'.

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