Retrato de doce mujeres que mandan
Las ejecutivas españolas tienen un nivel de formación equiparable a sus colegas, pero ganan un 12% menos. Mujeres líderes opinan sobre el camino hacia la igualdad
Están académicamente igual de formadas que sus colegas, pero ahí termina todo elemento de comparación posible. Su sueldo es un 12% menor que el de éstos y ocupan únicamente un 18% de los confortables sillones que las empresas destinan a la alta dirección. Cuando dirigen, resulta frecuente verlas al frente de departamentos de recursos humanos, mientras que en las áreas duras del negocio, como los departamentos financieros, la dirección comercial o de producto, su presencia sigue siendo casi testimonial.
Los datos del informe ICSA de retribución de la mujer directiva en España, hechos públicos con ocasión del Día de la Mujer Trabajadora que se celebra hoy, dibujan un retrato gris sobre el peso que ejercen las mujeres en la primera línea del mercado laboral español. Pese a que otros informes, como el realizado por la firma Grant Thorton, apuntan a que seis de cada diez empresas españolas cuentan con mujeres en puestos de responsabilidad, la mayoría de las encuestas revelan que todavía queda un largo camino por recorrer. Y no sólo en el ámbito de la dirección. Es el caso de las profesionales que trabajan en el sector financiero (bancas, cajas y aseguradoras), quienes según un informe de Comfia-Comisiones Obreras tienen una categoría profesional media dos niveles inferior a la de los hombres con igual formación y antigüedad que ellas. Una divergencia que se inicia a los cinco años de ingreso en la entidad y no hace más que acrecentarse a partir de esa fecha.
Exactamente un día antes de la fiesta laboral que hoy se celebra en todo el mundo, el Pleno del Senado aprobaba ayer el texto de la Ley de Igualdad. El punto más discutido, que ha centrado las críticas del Partido Popular al texto, lo constituyen las medidas para incentivar la paridad en las listas electorales y el deber de realizar planes de igualdad en las empresas.
Cinco Días ha recogido la opinión de 12 mujeres destacadas de distintos ámbitos de la vida económica tanto sobre el posible impacto de la ley, como sobre la situación de la mujer en el mercado laboral y sobre su propia historia personal de éxito.
'El reto es la educación'. Marta Ortiz. Directiva del Lobby Europeo de Mujeres. Es enfermera, tiene dos hijos y está divorciada de un periodista 'de horarios interminables'. Desde hace años preside la coordinadora española del Lobby Europeos de Mujeres, con 4.000 asociaciones femeninas. Ortiz es una defensora convencida de las cuotas y las leyes porque 'sólo ellas romperán el famoso techo de cristal', pero reconoce que donde realmente hay que ganar la batalla es en la educación, 'para que niños y niñas compartan las tareas dentro y fuera del hogar', explica. Para Ortiz las sociedades escandinavas son un referente, allí se ha conseguido la igualdad sin leyes. 'Espero que un día tampoco nosotros las necesitemos'.
'Las cuotas son nefastas'. Mónica de Oriol. Presidenta de Seguriber. Los desayunos y las cenas de Mónica de Oriol son sagrados. Presidenta y fundadora de Seguriber, Oriol dedica en exclusiva ambos momentos a disfrutar de sus seis hijos. 'Dentro de 15 años las mujeres habrán ido copando puestos sin necesidad de cuotas', afirma con convencimiento. Firme defensora de la meritocracia, Oriol es contraria a medidas que, directa o indirectamente, obliguen a las empresas a imponer una paridad forzada en sus plantillas. 'Las cuotas tienen un efecto nefasto. En el momento en que una mujer alcanza un puesto por esta vía no se le considera una igual, sino que se atribuye su éxito a esa política'.
'Igual labor, igual sueldo'. Blanca Rosa Roca. Directora General de Roca Editorial. Entiende que la legislación acabe con situaciones de discriminación laboral, en el tema de sueldos por ejemplo -'a mismo tipo de trabajo, mismo sueldo'-, pero lo lógico es que la ley no fuera necesaria. 'Por eso no me gusta', aclara la fundadora de Roca Editorial. En el mundo editorial abundan las mujeres, menos en los puestos directivos y más en el sector de contenidos. La editora nunca se ha sentido discriminada. 'He sido la primera mujer editora del gremio de Cataluña y la primera presidenta de la Cámara del Libro de Cataluña'. Cuando sus hijos eran pequeños llevaban mal tanto trabajo. Suerte que tuvo ayuda. 'Hay muchas que no pueden pagarla. He sido una privilegiada'.
'El machismo existe'. María Blasco. Vicedirectora investigación básica de CNIO. La bióloga María Blasco forma parte de la élite científica mundial por sus investigaciones sobre el cáncer. Su posición en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas no la impide, sin embargo, reconocer que en la ciencia, como en otros campos de la sociedad, los cargos directivos están mayoritariamente en manos de hombres. 'Creo que las cuotas obligan a hacer el esfuerzo de pensar en las mujeres brillantes, que quizás de otro modo serían más invisibles por el simple hecho de ser mujeres', dice. Blasco afirma que el machismo, más o menos disfrazado, sigue operativo y se queja de que siempre sea a las mujeres a las que se pregunte si tienen hijos o un marido que ayuda en el hogar.
'Debe llegar el más válido'. Maite Díez. Socia directora de Baker & McKenzie. æscaron;nica mujer en España que dirige un bufete de abogados -Baker & Mckenzie- Maite Díez tiene clara su política y la de su firma en materia de igualdad. 'La persona más válida, al margen de su sexo, es la que debe ocupar un puesto. De la misma forma que no me parece bien que se prime a un hombre por serlo, no me parece correcto que se haga lo mismo con una mujer', señala. Díez hace hincapié en que, a menudo, son las propias mujeres las que deciden frenar sus carreras. 'El número de candidatos está equilibrado por sexos, pero la experiencia nos dice que muchas mujeres deciden sacrificar su trabajo por razones personales', resume.
'Es malo intervenir'. Cristina Garmendia. Presidenta de Genetrix. Está a favor de promover medidas que den seguridad a la mujer, pero está en contra de la discriminación, positiva o negativa. Cristina Garmendia cree que una cosa es promover y otra intervenir y con la ley de Igualdad se ha traspasado la frontera entre una y otra. 'No le corresponde al Estado establecer como se representa el capital en las compañías', asegura esta ejecutiva, que apuesta por el talento. 'La conciliación de la familia y el trabajo es necesaria, pero para hombres y mujeres', comenta. No ha querido nunca sentirse discriminada en la vida laboral y concilia como todas las mujeres, 'a base de organización'.
'El arte no discrimina'. Helga de Alvear. Galería Helga de Alvear. Helga de Alvear, uno de los referentes del arte contemporáneo, está convencida de la necesidad de la ley de Igualdad, pero más importante es educar desde la infancia. 'Entonces seremos iguales'. Educación y cultura son claves para esta profesional del mundo del arte, que confiesa que no ha vivido discriminación por ser mujer. 'Te respetan como profesional, por lo que vales'. A la galerista, también le da igual que el artista sea hombre o mujer, 'pero su obra tiene que ser buena'. Cuando se dedicó al arte, tenía 44 años, sus hijos eran mayores y no ha tenido que sacrificar su vida familiar.
'La mujer no delega'. Isabel Maestre. Restauradora. Fundó su empresa de catering poco después de dar a luz a dos hijas gemelas. Desde entonces, Isabel Maestre ha ido construyendo un proyecto en el que trabajan más mujeres que hombres, pero en el que lo que prima es el perfil profesional del candidato. 'Elegir a una mujer por el hecho de ser mujer me parece ridículo. Hay que contratar a la persona que vale más', afirma. Maestre destaca la comprensión y el respaldo de su marido como un factor fundamental en el éxito de su carrera y critica la incapacidad de muchas mujeres de compartir las responsabilidades del hogar. 'Muchas veces la culpa es de las propias mujeres, porque no saben delegar', concluye.
'Se paga un precio'. Carmen Almagro. Presidenta de The Body Shop. En 20 años como empresaria ha visto como puestos de responsabilidad reservados a los hombres son ahora ocupados por mujeres jóvenes. Cualquier esfuerzo en pro de la igualdad le parece bien, un paso más hacia una meta, porque, en su opinión: 'Nos queda mucho'. No sabe si por culpa de los hombres o de las mujeres. En el mundo en el que se mueve, 'tienes que dejarte la piel' y tampoco hay tanta gente dispuesta a ello. Nadie le ha puesto obstáculos en su carrera. 'He intentado siempre estar a la altura'. Cree que la mujer tiene que empujar. Almagro, que tiene un marido que la anima, piensa que el gran dilema es la familia. 'La pregunta es: ¿estás dispuesta a pagar un precio? Siempre pagas un precio'.
'El futuro es de todos'. Carme Pinós. Arquitecta. Carme Pinós se niega a pensar que el futuro es de las mujeres. 'No. El futuro es de todos. De los hombres y de las mujeres que se sientan pupitre con pupitre en la misma clase y luego viven con normalidad el trabajo en común'. Mil y una vez se ha sentido discriminada por pertenecer al género femenino, pero se niega a hablar de ello. 'Me da igual. Nunca pienso en las ocasiones en que fui relegada. Me resta energía para poder dedicarme a las cosas importantes'. Las cosas importantes son los hermosos edificios que construye y sus clases. Pinós es partidaria de los impulsos legales para favorecer la igualdad y reconoce que su vida viajera sería más difícil si tuviera hijos.
'No se puede querer todo'. Natalie Guedj. Directora general de Carrera y Carrera. Es francesa y ha pasado buena parte de su vida profesional desempeñando distintos puestos de responsabilidad en el grupo Richemont, que dejó para trasladarse a España. Natalie Guedj recuerda que cuando su segundo hijo nació, la compañía le pagó una enfermera para que cuidara del pequeño mientras ella ejercía su cargo. 'Nunca he percibido que fuera un problema en mi carrera el ser mujer, aunque también es cierto que nunca me he parado y que algunos hombres han llegado más rápido que yo a la meta'. Para Guedj, esposa de un fotógrafo que desde hace cinco años trabaja en casa, lo importante es poder elegir: 'No se puede querer cuidar a los hijos y luego volver como si no hubiese pasado nada', asegura.
'Hay techos de cemento'. Nuria Chinchilla. Profesora del IESE. Considera que la Ley de Igualdad contribuirá a que las empresas hagan las cosas mejor, pero critica su excesiva ambigüedad en muchos temas y el peso que hace recaer sobre las empresas. Casada y con una hija, la profesora del IESE Nuria Chinchilla evita todo discurso complaciente o victimista hacia la cuestión del escaso número de mujeres en puestos de responsabilidad. '¿Por qué llegan tan pocas mujeres? Porque no existen facilidades de conciliación y por eso hay muchas profesionales que se autoimponen techos de cemento', explica, en alusión a aquellas mujeres que ralentizan sus carreras para dedicar tiempo a sus familias.