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Unión Europea

La CE apuesta por las renovables para reducir la dependencia de Gazprom

Bruselas insistió ayer en que la UE debe comprometerse a cubrir el 20% de sus necesidades energéticas con fuentes renovables. La CE cree que ese objetivo, además de paliar el cambio climático, contribuirá a reducir la creciente dependencia de las compañías estatales rusas como Gazprom.

Como en un bolero ramplón, la Unión Europea ha decidido castigar a Rusia con el látigo de la indiferencia y la amenaza de irse con otras. En concreto, con unas energías renovables que, según el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, deberían cubrir en 2020, por ley, el 20% de las necesidades europeas.

'Sería bueno, no sólo para la sostenibilidad de nuestra economía sino también para la seguridad del suministro', señaló Barroso en una rueda de prensa previa al Consejo Europeo donde el jueves y el viernes se debatirá la futura política energética comunitaria. La mayoría de los países apoyan ese objetivo político, con la salvedad de Francia, que pide un reconocimiento expreso al papel de la energía nuclear como medio para reducir las emisiones de CO2. Barroso celebra que se abra el debate nuclear, aunque descarta proponer medidas concretas en ese terreno 'porque sería imposible avanzar'.

'En renovables, en cambio, estamos todos de acuerdo', enfatiza el portugués. 'Cuanta más producción tengamos de energías renovables, menos dependeremos de combustibles fósiles que debemos importar'. El innombrado origen de más de un tercio de esas importaciones es Rusia.

Tras pasarse todo 2006 cortejando al presidente ruso, Vladimir Putin, al que llegó a convertir en invitado de honor de una cumbre extraordinaria, la UE ha optado ahora por relegar al gigante oriental a un segundo plano. Barroso sólo mencionó ayer una vez y de pasada a Moscú, y sólo a preguntas de los informadores se refirió al monopolio estatal ruso Gazprom.

El brusco cambio de actitud puede obedecer a varias razones. La principal, parece el relevo en la presidencia de la UE, que el 1 de enero pasó de Helsinki a Berlín. 'Con Finlandia se puso demasiado el foco en Rusia', se desmarcan ahora fuentes del Consejo. Alemania, en cambio, prefiere no airear demasiado su privilegiada relación con Putin y Gazprom (el antiguo canciller, Gerhard Schröder, está en la nómina de la compañía), porque revive pesadillas históricas en un socio comunitario tan incómodo como Polonia.

Varsovia mantiene bloqueada desde el año pasado la apertura de negociaciones para un nuevo acuerdo bilateral UE-Rusia. El veto, en teoría, se debe a un conflicto sobre las condiciones sanitarias de las exportaciones de carne polacas. Pero tras la crisis planea también la construcción del gasoducto del Báltico, pactada bilateralmente por Berlín y Moscú.

Barroso se negó ayer a criticar los pactos al margen de la UE como el firmado por Berlín y Moscú, y se limitó a señalar que 'para evitarlos, es necesario que tengamos una política energética europea'.

Esa política, según Barroso, debe incluir la división de la propiedad entre empresas de generación y distribución. La propuesta, de nuevo, une a Berlín y Moscú. Ambas capitales la rechazan desde dentro y fuera de la UE para defender la integración vertical de Eon y Gazprom.

Merkel charla con Royal

La canciller alemana, Angela Merkel, recibió ayer en la Cancillería a la candidata socialista a la presidencia de Francia, Ségòlene Royal, con quien trató de la crisis de Airbus y la Constitución Europea. El encuentro sucede al mantenido el pasado 12 de febrero con el rival de Royal a la Jefatura del Estado, Nicolas Sarkozy.

Barroso defiende su derecho a contaminar

Una cosa son las declaraciones políticas y otra, la vida privada. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, que desde hace un año posa en público como concienzudo medioambientalista, defendió ayer a capa y espada su derecho a conducir un Volkswagen Touareg, un vehículo tan poderoso que la compañía ha demostrado su capacidad para arrastrar un Boeing 747.'Nunca he pretendido ser un ejemplo para nadie', se revolvió ayer el portugués ante las preguntas sobre la aparente contradicción entre su 4x4 particular y las recomendaciones al público europeo para que no despilfarre energía dejando encendida la luz de standby en los electrodomésticos. 'Lo mío no es un planteamiento moral y no creo que debamos dar certificados de buena conducta individual'. Azorado ante la insistencia de los periodistas, Barroso se embarcó en una defensa de la 'libertad individual', incluida 'la sexual'.Para colmo, las preguntas se producían ante el grupo de expertos recién seleccionados por Barroso para que le asesoren en temas sobre cambio climático. Como advierte la propaganda de VW, el Touareg es 'para ver y ser visto'.

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