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5d Inversión

Inversores 'en busca de la felicidad' de Gardner

En busca de la felicidad es el título de la última película de Will Smith. El actor se pone serio para meterse en el papel de Chris Gardner, un tipo emprendedor y listo que se queda sin trabajo y se ve obligado a pasar por tremendas calamidades con su hijo de cinco años mientras se prepara para una durísima prueba como aspirante a broker en una prestigiosa correduría bursátil. La Bolsa encarna el sueño del dinero para muchos profesionales e inversores. Sobra decir, desde luego, que no siempre procura la felicidad. Pero por obvio que parezca, a veces se olvida. La alegría es contagiosa y cuando la balanza se pone de lado del optimismo es fácil ver los sueños al alcance.

Hace apenas quince días el mercado se imaginaba ya coronando la cima de los 15.000 en el Ibex (el 19 de febrero cerró a 14.915,8 puntos). La actividad corporativa y las firmas de capital riesgo, que no suelen errar en el tiro en sus operaciones, contribuían a ese optimismo y calentaban el ambiente comprando a precios altísimos. Poco después, tras la euforia llegó el vértigo y los inversores se debatían entre aguantar o vender. El martes pasado, una sacudida en la Bolsa de Shanghai les facilitó la respuesta. La caída del mercado chino dejó temblando al resto de los índices mundiales y reveló con toda su crudeza que si la globalización funciona cuando los mercados de renta variable se ponen alcistas, también resulta cuando las ventas mandan. La caída de la Bolsa china no tiene, en sí misma, razones económicas que justifiquen un cambio de ciclo bursátil. Pero el hecho de que una noticia hipotéticamente aislada haya golpeado tan fuerte a los mercados de todo el mundo da idea de una vulnerabilidad de la que el mundo financiero sólo venía avisando a medias, en medio de tanta felicidad bursátil. La corrección de esta semana servirá, posiblemente, para terminar con un exceso de complacencia que hacía a los inversores bajar la guardia. Incertidumbres para estar alerta existen, pero la retahíla no es muy diferente a la de hace un mes. Lo que sí ha hecho es hacerse más visible. Sería muy extraño que las caídas se conviertan en un pinchazo en toda regla, como si nada de lo que hubiera sostenido el ritmo de los últimos meses, como la fortaleza de los resultados empresariales, cuente ya en la balanza de los inversores. Claro que si lo que se persigue es la felicidad en Bolsa, más vale tener el aplomo y la capacidad de resistencia de Gardner. Es posible que antes de alcanzar su sueño, sufra más calamidades.

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