Nubes en Portugal para Telefónica; sol en Italia
El frente abierto de Telefónica en Portugal Telecom se ha oscurecido en los últimos días, mientras la opción italiana gana posiciones
La negociación que mantiene Telefónica para entrar en el capital de Telecom Italia tiene una vertiente europea de consolidación del sector de telecomunicaciones, pero sobre todo supone un plan alternativo para la presencia de la española en el móvil de Brasil en caso de naufragio de la alianza con Portugal Telecom (PT). Era un proyecto a medio plazo, para una eventualidad que confiaban en no tener nunca que presenciar. La situación actual, sin embargo, puede hacerlo más necesario.
La incertidumbre, de todas formas, no será muy larga. El día D ha llegado y mañana habrá veredicto. Los accionistas de Portugal Telecom votarán en junta la eliminación de los blindajes que limitan al 10% la participación de un competidor en su capital, lo que supone un paso indispensable para que la opa hostil de Sonae -canalizada a través de Sonaecom, rival de PT- siga adelante.
Sonae ha jugado su última carta. A última hora del martes anunció el reparto de 5.700 millones de euros en dividendos hasta 2010, con la intención de convencer a los accionistas de que voten a favor del desblindaje aunque luego no acudan a la oferta de 10,5 euros por acción y mantengan sus títulos, pero bajo una nueva dirección que se ha comprometido a no excluir a PT de Bolsa. Para dar fuerza a su propuesta, la compañía ha pedido la inclusión de esta promesa en el folleto de la opa, lo que ha provocado su suspensión temporal -es una mera formalidad-, pero no se espera que suponga retraso alguno en el calendario o en la junta.
La primera batalla se dirimirá mañana, con el voto en la junta de Portugal Telecom
A pesar de esta última jugada, la situación es complicada para Sonae. El muro que realmente tiene que derribar es el de la junta, donde debe conseguir la eliminación de los blindajes. Para ello, no le basta una mayoría simple, sino que necesita dos tercios del capital que acuda a la junta, así que sus posibilidades aumentan cuanto más alta sea la participación.
El problema es que acudir y votar en una junta de PT tiene su mérito, porque obliga a tener bloqueadas las acciones durante cinco sesiones bursátiles. El viernes pasado, por tanto, fue el último día para solicitar el bloqueo y acreditarlo, y sólo el 60% del capital decidió someterse a la paralización.
Con este porcentaje, a PT le bastaría con convencer al 20,01% del capital de votar a favor de mantener los blindajes para ganar la partida. En principio, la operadora cuenta con apoyos de salida del 19,5%, pero estos son los accionistas que han dicho que rechazarán la opa, aunque nada se sabe de su postura en la junta.
En el caso de la opa hostil de Sonae hay un problema añadido. Los estatutos de PT son drásticos en este punto y permiten a la compañía -con determinados requisitos previos- amortizar directamente las acciones de un competidor si supera el 10%. Es decir, no se trata de que Sonae sólo pueda votar por el 10%, aunque logre más en la opa, sino de que el excedente le será arrebatado. De nada le serviría, por tanto, seguir adelante con un pulso que le puede costar tan caro.
Y si Sonae pierde, Telefónica también, porque ha unido su destino al suyo. La compañía española, socia de Portugal Telecom desde hace casi una década, ha quemado sus naves con su respaldo público a Sonae. Si la opa falla, la sociedad hispano-lusa se rompería y el futuro de Telefónica en Vivo pendería de un hilo, sobre todo porque en la firma con sede en la Gran Vía madrileña consideran que la compañía conjunta en el móvil de Brasil está fracasando y que es momento de plantearse otras posibilidades.
Y en este punto es donde entra en juego Telecom Italia. Telefónica mantiene negociaciones con Pirelli para la toma de una participación minoritaria e indirecta en el capital de la operadora italiana. Pirelli, por supuesto, está a favor de este movimiento, al igual que la empresa española, pero en Telecom Italia y en el Gobierno del país se han detectado reticencias. Esta oposición podría dar al traste con la compra, puesto que Telefónica busca una alianza estratégica con la operadora transalpina y, sobre todo, ciertos derechos a medio plazo sobre la filial de móvil que Telecom Italia tiene en Brasil. Si Telefónica se queda sin Vivo, la salida italiana cobra más importancia que nunca, porque está descartado que la compañía española, líder en Latinoamérica, no tenga presencia en el principal mercado de la zona.
No habrá problema si Sonae gana su pulso con PT, pero si pierde, la entrada de Enel en Endesa le ha hecho un gran favor. El capital público de la eléctrica italiana supone un puente de plata llamado a derribar las reticencias del Gobierno del país ante la llegada de Telefónica a Telecom Italia.
El mercado, el termómetro del éxito
Cuando Telefónica anunció su respaldo a la opa hostil de Sonae, las acciones de la compradora y de su filial Sonaecom se dispararon. El mercado apostaba por el éxito de la oferta. Al día siguiente, Portugal Telecom se ganó el respaldo en su rechazo a la opa de su tercer accionista, Brandes. Sonae y Sonaecom se desplomaron. Ayer tocó otra vez subida, limitado en el caso de la matriz y del 5,3% en la filial. Está claro que el anuncio del pago de dividendos por 5.700 millones y la garantía de que PT seguirá cotizando han gustado al mercado. Habrá que ver lo que pasa hoy, porque si algo ha demostrado la Bolsa en esta pelea es la volubilidad de sus opiniones.Y, mientras tanto, Portugal Telecom sigue cotizando por debajo de los 10,5 euros ofrecidos por Sonae. Otra vez la Bolsa habla.Al otro lado de España, en Italia, la situación es muy parecida. Pirelli y Telecom Italia suben cada vez que hay noticia de negociaciones o acercamientos y caen cuando no los hay. Ha sido así cada día desde que se divulgaron los contactos, salvo ayer. La presión bajista de los mercados europeos fue más fuerte que el nuevo entendimiento hispano-italiano y las protagonistas transalpinas cotizaron a la baja. Telecom Italia y Pirelli necesitan pronto una buena noticia, porque en los últimos días han perdido casi todo lo ganado en Bolsa cuando se conocieron las intenciones de Telefónica.