¿Boicot? ¿Qué boicot?
Movistar, Vodafone y Orange no se sienten amenazadas por la convocatoria del 1 marzo, promovida por Facua y a la que se han unido una decena de asociaciones de consumidores, que invita a los usuarios a no utilizar sus teléfonos móviles como queja por la subida de tarifas.
Las operadoras están tranquilas. El anterior “día sin móviles”celebrado el 6 de febrero, después de que las compañías de telefonía anunciasen las medidas para compensar la prohibición del redondeo (subida del establecimiento de llamada de 0,12 a 0,15 euros y aumento del precio nominal por minuto debido), no tuvo ningún efecto.
“Tuvimos la misma actividad que un día normal, incluso percibimos algunos picos en el envío de mensajes cortos”, comentan fuentes internas de Vodafone, que achacan este aumento del tráfico de sms precisamente a los envíos masivos para promocionar la campaña.
Este antecedente hace que ninguna de las empresas a las que afecta el boicot, entre las que también están Euskaltel y Happy Movil, se sienta especialmente molesta a pesar de que en esta ocasión la movilización está más organizada y cuenta con un mayor respaldo. Asociaciones como CEACCU, UCE, OCU, ADICAE y AI, entre otras, se han sumado a la iniciativa, que ha partido de Facua
En cualquier caso, las operadoras no se cansan de repetir que la subida de tarifas no significa un aumento de las facturas de sus clientes. “Estas medidas van a tener un impacto neutro en la factura mensual del móvil. En cualquier caso va a ayudar a que haya una mayor transparencia para que el cliente sepa exactamente cual es su gasto de acuerdo a su consumo”, explican fuentes internas de Orange.
La parte que más incomoda a las teleoperadoras son las acusaciones de haber pactado la subida de las tarifas de establecimiento de llamada. “Antes todos cobrábamos 0,12 euros y a nadie le parecía sospechoso”, se quejan desde Orange.
El Día sin Móviles no parece ninguna amenaza para estas compañías, que se sienten seguras de sus estrategias. Ninguna de ellas cree que este boicot vaya afectar a su imagen de marca. La mayoría han iniciado campañas de comunicación con sus clientes explicando la aplicación de las nuevas tarifas.