La UE elige el fútbol como acto simbólico en su 50 cumpleaños
Un partido plagado de estrellas para celebrar las cinco décadas de paz y progreso en Europa
Ni banderas, ni himnos ni discursos. Lo que hipnotizará el próximo mes a los 500 millones de habitantes de la Unión Europea será un balón rodando por el césped de Old Trafford. Tras meses intentando idear algún evento que concite el entusiasmo y la unanimidad de los europeos, Bruselas no ha tenido más remedio que recurrir al consabido partido de fútbol. Una selección europea, liderada, si la alineación provisional se confirma, por David Beckham, se enfrentará el 13 de marzo al Manchester United.
'Es excelente celebrar el 50 aniversario de la UE a través de una pasión y un lenguaje compartidos por todos', ha justificado la convocatoria el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
El legendario estadio del Manchester se convertirá así en el inesperado escenario de uno de los actos de celebración del Tratado de Roma (firmado en la capital italiana el 25 de marzo de 1957). El euroescepticismo reinante en Gran Bretaña probablemente ha aconsejado al antiguo club de Ruud van Nistelrooy a completar la efemérides con un motivo bastante más prosaico, pero menos polémico en la isla: las cinco décadas de presencia de equipos británicos en competiciones de fútbol europeas.
En todo ese tiempo, el Manchester sólo ha ganado dos copas de Europa (1968 y 1999) y una de la UEFA (1991). Pero su escaso palmarés no ha sido óbice para conceder al equipo de sir Alex Ferguson el honor de enfrentarse a una armada del continente que jugará a las órdenes de Marcello Lippi, el entrenador que llevó a la selección italiana hasta la victoria en el Mundial de Alemania de 2006.
La Comisión y el Gobierno de Angela Merkel, que ocupa este semestre la presidencia de la UE, preparan también otros actos para conmemorar el medio siglo del Tratado que dio pie a la unificación de Europa. La celebración política, en concreto, tendrá lugar el 25 de marzo en Berlín, donde los presidentes de los 27 países miembros actuales suscribirán una declaración más o menos ambiciosa sobre el futuro del club.
Pero ninguno de los actos anunciados hasta ahora (exposiciones conciertos, conferencias, debates) logrará, probablemente, atraer a tanto público como el partido de fútbol entre las estrellas que encandilan a una gran parte del planeta. Lippi ya ha convocado al guardameta Gregory Coupet, al defensa Eric Abidal o los centrocampistas Steven Gerrard y Jamie Carragher. Fuentes de la organización indican que se sigue negociando con clubes españoles para cerrar la incorporación de alguna figura nacional de la Liga.
El deporte rey, en todo caso, reafirma su corona como gran símbolo de la pujanza y las limitaciones del Viejo Continente. Por un lado, es una de las pocas señas de identidad europeas capaz de codearse en plena globalización con el cine de Hollywood, Coca-Cola o Microsoft. Por otro, muestra que la eurocracia de Bruselas no ha encontrado un punto de contacto con la población europea que no pase por el palco y las gradas de los estadios. Al menos, el partido será amistoso. Si no, los hoolligans podrían empañar la celebración de 50 años de paz y progreso en Europa.