El cajero automático cumple 40 años
España es el segundo país en número de terminales por habitante
En el verano de 1967, algunos clientes del Barclays Bank en el norte de Londres comenzaron a comportarse de forma extraña. Tras adquirir un cheque impregnado de carbono 14 en la ventanilla de su sucursal bancaria, los usuarios lo introducían con cuidado en un terminal instalado junto a la oficina. A continuación, tecleaban cuatro dígitos secretos y, en pocos segundos, la máquina les entregaba una recompensa: diez libras esterlinas.
Aquel invento se bautizó como DAC (De La Rue Automatic Cash System) y no sólo revolucionó la estructura bancaria de la época, sino que hizo realidad la filosofía del autoservicio 24 horas al día, siete días a la semana, y cambió la forma de relación con el dinero de millones de personas en todo el mundo. Fue el ocaso de la costumbre generalizada de guardar cantidades en metálico en casa; también lo fue de la obligación de esperar pacientemente delante de una ventanilla para poder hacer acopio de fondos. 'El cajero automático surgió como un nuevo invento en el siglo pasado. Su responsable fue John Shepherd-Barron, director de gestión de nuestra compañía, De La Rue, quien detectó la necesidad de acceder al dinero en efectivo durante los fines de semana, cuando las sucursales bancarias se encontraban cerradas', explica Alfonso Maroto, Self Service Product Manager de De La Rue, multinacional especializada en soluciones tecnológicas para el sector financiero.
57.000 cajeros en España
Cuarenta años después de la instalación de aquel primer cajero, un total de 1,3 millones de terminales se reparten a lo largo y ancho del planeta. Es una cifra difícil de precisar con exactitud; no en vano se calcula que cada siete minutos un nuevo cajero se instala en algún rincón del mundo. En ese contexto, España no es una excepción. 'España es el país con mayor número de cajeros automáticos por habitante de Europa y el segundo del mundo detrás de Japón. Nuestro actual parque de cajeros es de 57.000 unidades, con un promedio de más de 1.400 cajeros por millón de habitantes', explica Alfonso Maroto.
La carrera por la innovación en el sector ha crecido vertiginosamente a lo largo de esas cuatro décadas. En 1981 las calles se llenaron de los primeros cajeros con pantalla en color. Ese mismo año, los terminales comenzaron a realizar operaciones con libretas y, una década más tarde, en 1991, se lanzó la venta de entradas para espectáculos. En 1995 se dio un paso más: había llegado la hora de las pantallas táctiles.
'Uno de los mayores cambios vendrá dado en 2008, con la adaptación de los cajeros automáticos a la norma SEPA, el proyecto de Zona æscaron;nica de Pagos para el Euro, que supondrá que a finales de 2010 todo el parque de tarjetas de la UE deberá estar adaptado al estándar EMV siglas de Europay, Mastercard y Visa. Para entonces, todas las tarjetas tendrán que incorporar un chip que hará posible su uso en cualquier país de la UE', apunta el especialista de De La Rue.
Muchas de las innovaciones más recientes tienen que ver con la lucha contra la gran la bestia negra de este tipo de dispositivos: la seguridad. 'Nosotros somos una empresa que se dedica al reconocimiento de huellas dactilares. Nuestra tecnología se basa en sistemas militares, pero dado el crecimiento del fraude en el ámbito civil nos hemos centrado también en este mercado. Fueron las entidades financieras las que solicitaron de nosotros un dispositivo que diese respuesta al crecimiento del fraude', explica Francisco de Asís Romañá, presidente de Xelios Biometrics.
El dispositivo creado por Xelios consiste en un sensor biométrico con una característica que elimina al 100% la posibilidad de fraude: reconoce exclusivamente huellas dactilares de dedos vivos, lo que descarta la posibilidad de un fraude con un dedo cortado o con la mano de un cadáver. 'Otras compañías han ofrecido iniciativas de cajeros que reconocen huellas dactilares, pero no son interoperables entre sí y, además, instalarlos supondría cambiar toda la red de cajeros y eso resulta más caro que las pérdidas que supone el fraude', advierte Romañá. El dispositivo de Xelios, que comenzará a verse en las calles españolas este año, consiste en un kit que se instala en cualquier tipo de cajero. Su precio: 1.400 euros.
Un futuro que ya es presente
Calidad. Los cajeros del futuro controlarán la calidad de los billetes. 'Cuando registren uno en mal estado, la propia entidad lo retirará de la circulación. También se instalarán más cajeros que admitan monedas. En Europa ya lo están haciendo mercados como Alemania o Bélgica', señala Maroto.Anticoacción. Los kit de sensores biométricos que Xelios está ya fabricando para diversas entidades bancarias incluyen un dispositivo anticoacción. 'Al dar el alta se toman tres huellas del cliente: dos para operar y una anticoacción', explica Francisco de Asís Romañá. Cuando se utiliza la huella anticoacción, se activa una alarma silenciosa y existen tres posibles respuestas (a elección de la entidad): que se ralentice la operación; que salga un mensaje que indique que no hay saldo; o que se dispone de un saldo máximo de 60 euros.Cobrador. El cobrador de recibos y recarga de tarjetas chip de De La Rue permite realizar cualquier operación que requiera un pago en efectivo o tarjeta: factura, tarjeta monedero, tarjeta transporte, recarga de móviles, etc. También cuenta con un lector de tarjetas chip y de banda magnética, un aceptador de billetes y un reciclador de monedas.
Retirar dinero 83 veces al año
Los cajeros automáticos se han convertido casi en un elemento del mobiliario urbano, prácticamente presentes en cada calle y en cada esquina. Así, según datos de la consultora TNS, el 46% de los clientes bancarios prefiere operar a través de este dispositivo, frente a un 26% que se decanta por la atención personal en la oficina. Otro informe, ésta vez de la consultora King-eClient, desvela que los usuarios españoles acuden a los cajeros una media de 83 veces al año, más del doble de las ocasiones en las que se dirigen a una sucursal. 'Un cajero automático suele fallar, en función del uso, entre cinco y siete veces al año. Esta media de averías no incluye los fallos provocados por atraco o vandalismo. Las piezas mecánicas fallan con más frecuencia que la parte lógica de la máquina y, en contra de lo que pudiera parecer, los cajeros más evolucionados no tienen más averías que los cajeros más anticuados', asegura Alfonso Maroto.Pese a todas las ventajas, la seguridad en los terminales constituye un problema importante, tanto para usuarios como para entidades, además de un reto continuo para las empresas especializadas en seguridad. 'La tecnología chip va a reducir considerablemente el fraude financiero, causado en el 60% de los casos por la falsificación de las tarjetas bancarias. Pero en esta lucha ya se está pensando en ir más lejos. Gracias al desarrollo de la biometría muy pronto no habrá que memorizar contraseñas ni llevar dinero de plástico', concluye Maroto.