'El capital humano es el ADN de una empresa'
Nació en Barcelona hace 40 años, antes de dedicarse a la consultoría, fue campeón de 400 metros vallas, actividad que le ha servido para mantener un espíritu competitivo y de servicio
Acaba de incorporarse a la consultora Mercer Human Resource Consulting como socio del área de capital humano. Ignasi Buyreu mantiene su complexión atlética y esa apariencia sana que mantienen los deportistas. Ahora se ha aficionado a la navegación porque fomenta el trabajo en equipo.
Acaba de llegar a la compañía, ¿qué objetivos se ha impuesto?
En primer lugar, tengo que decir que soy consultor por vocación y siempre me he sentido atraído por la dimensión humana de las organizaciones. Buena parte de la cuenta de resultados, entre el 20% y el 25%, depende de la gestión que se haga de los recursos humanos. Todo esto no se percibe dentro de la organización, ya que el departamento de recursos humanos sigue teniendo un rol más administrativo, de foco operativo, que estratégico.
¿Cómo deberían ser los departamentos de recursos humanos en la actualidad?
Es complejo. Deberían combinar, por ejemplo, cuatro facetas. Por un lado, combinar la parte estratégica con la operativa, con el objeto de estar más cerca de las personas, o más próximo a los procesos, dependiendo de en qué terreno se mueva. Si es a largo plazo y orientado hacia las personas, deberá actuar como gestor del cambio, como motor de los procesos de transformación. Si se mueve entre las operaciones y las personas asumirá la función de asesor. Si abarca los procesos y las operaciones, su función será más administrativa. Pero si el foco lo tiene en el largo plazo de los procesos y de la estrategia estará actuando como aliados del negocio. Todos estos roles se han sucedido en el tiempo. Un departamento de recursos humanos debería ponerse estos cuatro sombreros. Por un lado, ser aliados del negocio, gestores del cambio, asesores y administrativos.
¿Las empresas son conscientes de la importancia del capital humano?
El talento debería estar inscrito en el ADN de la empresa. Hay que cambiar la percepción que se tiene dentro de las organizaciones, ya que no se tiene conciencia de que los recursos humanos sean su aliado y socio estratégico.
¿Cómo se puede llegar a cambiar esto?
Para empezar, la propia función de los recursos humanos debe desarrollar un nuevo lenguaje que le permita entenderse con el resto de la organización. Tiene que invertir en sus propias actividades, ha de ser un departamento eficiente. De momento, no se ha producido todavía esa transformación, pero creo que vamos por buen camino. El 75% de las empresas asegura que tiene prevista en su agenda la transformación de sus áreas de recursos humanos. A pesar de ello, hay pocas empresas que estén realizando los cambios esperados. Los proyectos que tienen en marcha suelen limitarse a la mejora de los procesos o a la implantación de tecnologías, pero no están afrontando ningún cambio sustancial en términos de personas para llevar a cambio esa estrategia.
¿Por qué decidió dedicarse a la consultoría?
Mis estudios estuvieron enfocados en la economía y en la gestión de empresas, y siempre me he sentido atraído por todos los procesos relacionados con la gestión del cambio y de las personas. Los estudios de Administración de empresas no están relacionados con los recursos humanos, pero ante esta carencia decidí estudiar una segunda licenciatura en Ciencias del trabajo. Y me siento orgulloso del trabajo que realizamos los consultores.
¿Podría definir en qué consiste esta función?
Básicamente en hacer brillar a nuestros clientes, a las empresas para las que trabajamos. Ayudamos a mejorar a partir del conocimiento y de la experiencia que aportamos a esa organización. En concreto, en el área de recursos humanos contribuimos a conseguir objetivos de negocio a través de las personas, ayudando a que las organizaciones cuenten para ello con los mejores profesionales, atendiendo a unos parámetros, como son las capacidades, las personas, el puesto de trabajo, el momento, el tiempo, la motivación y el coste si alguno de los anteriores elementos falla. Nuestra relación con los clientes es de socios, de compromiso con los beneficios. El fracaso del cliente también es nuestro.
Desde su posición se toma el pulso a la clase empresarial, ¿cómo evalúa usted a la alta dirección?
Creo que los directivos se preocupan cada vez más por las cuestiones relacionadas con las personas. Estamos en una economía del conocimiento. Las empresas dependen de su capital humano, y España lo va a notar en los próximos años con la falta de profesionales, y la alta dirección se involucra cada vez más en este tema.
'Los obstáculos hay que saber pasarlos'
Usted ha sido campeón de España de 400 metros vallas, ¿ha sido una buena escuela para saber sortear obstáculosSin duda, porque los obstáculos no se saltan de cualquier manera, hay que saber pasarlos, con el fin de que el ahorro en la valla sea el máximo. El atletismo es una escuela de liderazgo porque es un escenario en el que se ponen a prueba distintos parámetros, los sueños y los objetivos. Por ejemplo, se entrena durante cuatro años para ir a unos Juegos Olímpicos o a un mundial. Se hace un esfuerzo de largo plazo. Y no siempre gana el que tiene más recursos, sino en el que en ese momento actúa mejor. El deporte es un ejercicio diario de orientación al logro, con el fin de perseguir un objetivo, de crear futuro.Pero sobre todo se fomenta la cultura del esfuerzo.Existe un compromiso o cultura del esfuerzo a través de los entrenamientos. En el atletismo competimos en solitario, pero se entrena con otros compañeros, con lo que se fomenta también el trabajo en equipo. Trabajas bajo presión, y no es lo mismo pensar sobre una silla que en medio de una actuación deportiva. Tienes que tomar decisiones de una manera muy rápida. Lo que marca la diferencia, e insisto que es lo que me ha llevado a dedicarme a esta profesión, son las personas. La capacidad para imaginarme un futuro mejor y hacer que se consiga.Una vez que se ha despedido del atletismo, ya sabrá cómo son las retiradas?Fue duro ver que la curva del desempeño con los años no es la misma. A pesar de que realizas el mismo esfuerzo compruebas que los resultados no son los mismos. La misma receta no sirve para todas las situaciones, pero hay que estar preparados porque el momento del adiós es duro. Ser deportista te imprime carácter, porque te permite ser competitivo, se aprende a trabajar en equipo, y se trabaja para conseguir el éxito. La vida deportiva es muy intensa y gratificante, pero para mí, sin duda, lo que más me ha recompensado ha sido mi vida profesional como consultor, porque es más larga.