Del total de pérdidas de ese año, Sanyo solo declaró como pasivo unos 50.000 millones de yenes (352 millones de euros), lo que le evitó tener que declarar números rojos en el 2004. En ese año Sanyo declaró beneficios netos no consolidados de 4.400 millones de yenes (30 millones de euros) y entregó dividendos a sus accionistas de seis yenes por acción.
Gracias a estas 'ayudas' las acciones de Sanyo subieron de 320 yenes a 600 yenes al final del año fiscal del 2004, que termina en marzo del 2005. En el 2006, Sanyo recibió una aportación de capital de 300.000 millones de yenes (2.119 millones de euros) del grupo estadounidense Goldman Sachs y otros inversores para una recuperación que aún continúa, según el diario económico Nikkei.