Los templos de las marcas de lujo
Asia ha tomado el relevo como símbolo de la modernidad más exclusiva. Las grandes casas de la moda ya tienen allí sus templos.
Se pueden encontrar multitud de excusas: desde comprar un pañuelo que no se ha encontrado en otro lugar, hasta hacerse con un Kelly para lucir en el brazo o enfundarse en un vestido que nunca, jamás, pasará de moda. Pero no hace falta ninguna. Viajar a Corea y hacer un alto para visitar la recién inaugurada Maison Hermès de Dosan Park, en Seúl, resulta casi imprescindible, se tenga o no intención de utilizar la tarjeta de crédito.
Ni la belleza clásica que distingue a la casa francesa en la rue Saint- Honoré, en París; ni las sobrias líneas de la tienda de Madison Avenue, en Nueva York; ni siquiera el bello y futurista edificio que se erige en el lujoso barrio de Ginza, en Tokio. La Maison Hermès de Dosan Park se ha convertido en el último símbolo de modernidad y sofisticación de la mítica casa francesa. Concebido por Rena Dumas, prestigiosa arquitecta y diseñadora de interiores, es una joya pensada a conciencia hasta en el más mínimo de sus detalles y por cuyo resultado Hermès no disimula su orgullo. 'Brillante e iridiscente, según los distintos estímulos de luz, la piel de vidrio de la Maison ha sido serigrafiada con delgadas líneas de oro, formando una película brillante que refleja las variaciones del cielo y que vibra con las nubes y la lluvia', explican.
La construcción, en forma de cubo y cuyas líneas se cierran en torno a un patio central, es mucho más que una tienda de lujo. En el subsuelo se accede al Promenade, un museo donde se pueden contemplar piezas escogidas de la firma, y al Café Madang. El nivel cero y el primer piso están dedicados a la venta de los productos Hermès, mientras que en el segundo se aloja el Atelier, un espacio dedicado a exposiciones; en el tercero, los equipos de trabajo y prensa, y en el cuarto y quinto, oficinas.
Gucci Ginza es una torre de cristal de ocho pisos
El edificio Hermès es, además, la muestra de una tendencia imparable: la que está impulsando a las grandes firmas de lujo a levantar sus flagship (tiendas insignias), verdaderos templos arquitectónicos, en las más modernas ciudades asiáticas. El sofisticado barrio de Ginza, en Tokio, es el mejor exponente de esta tendencia. Allí se alza Gucci Ginza, inaugurada el pasado noviembre, una torre de cristal de ocho plantas 'creada específicamente para complementar la cultura de compras de Tokio', según la firma italiana. La fachada de cristal multidimensional, realizada por James Carpenter Design Associates, se compone de dos capas de paneles de cristal colgante. Por la noche, la torre se ilumina a través de una instalación de luz creada por el artista Shozo Toyohisa. 'La directora creativa Frida Giannini ha trabajado con el diseñador William Sofield para crear una luz cálida y estética acogedora que mezcla los elementos clásicos de Gucci con luz natural y paneles suavemente iluminados en la pared', señalan desde la compañía.
Detalles como el ascensor de cristal y madera rosada, que incluye un acogedor banco de terciopelo de mohair, o los albornoces Gucci que cuelgan en los probadores son sólo una muestra de la exquisitez del edificio. También aquí hay un Gucci Café, en la cuarta planta, con espectaculares vistas de Ginza; una Galleria Gucci, en la sexta planta, y una espectacular terraza en el tejado dedicada a eventos.
También Prada está en Ginza. Herzog and De Meuron han sido los encargados de levantar la tienda icono de la casa italiana. Un edificio futurista, cuya fachada recuerda el diseño hexagonal de un panal de abejas, donde la firma exhibe todo su encanto y sofisticación. Otra muestra de esta arquitectura al servicio del lujo son las tiendas de Christian Dior y de Tod's. El primero, bautizado como el ipod de la arquitectura de Tokio, está en Omotesando, otra de las zonas privilegiadas de la ciudad. El segundo, también en Omotesando, ha sido realizado por Toyo Ito y cuenta con seis fachadas que se iluminan al caer la noche.
Tiendas exquisitas a lo largo y ancho del globo
Lejos del lujo extremadamente moderno que se extiende de Shanghai a Singapur y de Seúl a Tokio, la Vieja Europa y Estados Unidos también están repletos de tiendas dignas de visitar. En Europa hay dos pequeñas calles que ningún amante del lujo puede obviar: la rúe Saint Honoré, en París; y la Vía Condotti, en Roma. Las grandes casas de la moda tienen allí sus centros de operaciones y sus sedes principales, que destilan elegancia y encanto.En Nueva York, la Quinta Avenida y Madison Avenue concentran muchos de los grandes nombres, aunque vale la pena también acercarse al Soho y visitar tiendas tan espectaculares como la que Prada posee allí (557 de Broadway con Prince Street), un verdadero buque insignia que la firma italiana inauguró en diciembre de 2001.La nueva tienda de Luis Vuitton en la Gran Manzana, situada en la esquina de la Quinta con la calle 57, se ha convertido también en el emblema de esta firma francesa. El edificio cuenta con cuatro plantas dedicadas a los diseños y complementos de la casa, con dos bares-cafés para disfrutar en su interior.En ese empeño por hacer de las tiendas un reclamo en sí mismo, Calvin Klein decidió hacer en sus locales de Nueva York (Madison Avenue) y Milán (Corso Mateotti, 5) una exposición del poeta Robert Gabriel, con ocasión de la Semana de la Moda que celebraron cada una de las dos ciudades. La exposición consistió en una instalación de tipografía negra que reproducía poemas de Gabriel y que se colocó en las paredes de ambos establecimientos.También en Madrid hay algunas tiendas que vale la pena visitar. Entre las novedades destaca Burberry's, en la calle de Ortega y Gasset, un local alojado en un edificio clásico con un patio interior acristalado que resulta un marco imponente para comprar.Para los clásicos, sin embargo, nada mejor que recorrer los grandes almacenes del lujo que se distribuyen por todas las capitales, tanto europeas como estadounidenses (Harrod's, en Londres; Galerías Lafayette, en París; Berdorf Goodman, Saks y Barneys, en Nueva York...) o visitar establecimientos icono, que jamás pasan de moda, como es el caso de la joyería Tiffany de Nueva York.Si lo clásico no es suficiente y lo que se busca es el lujo desbocado, atención a lo último: Villa Moda, 9.500 metros de arquitectura acristalada dedicada a las compras. ¿Dónde? En Kuwait, naturalmente.