Romper con la historia para salir de la crisis
Majorica tiene un siglo de historia y dos vidas. La última comenzó hace dos años, cuando los empresarios franceses Yann Sandt y Claude Ries, afincados en Hong Kong, decidieron rescatar del olvido una firma que agonizaba y renovar completamente su colección de joyas sin abandonar la seña de identidad de la marca, la perla artificial.
Los franceses han destronado al clásico collar de perlas y han dado un nuevo paso para situar a la compañía entre las firmas de joyería. No han sido sus únicas apuestas. Sandt y Ries, y el equipo que dirigen, con Carlos Puig como director general en España, han optado por eliminar el exceso de referencias y concentrarse en el diseño y la promoción de los nuevos productos, que hoy conforman ya el 45% de las ventas. La perla vive una segunda juventud desde hace casi una década y los orfebres están aprovechando este revival para proponer una colección llena de guiños actuales.
En las nuevas colecciones -está previsto fabricar dos al año-, las perlas comparten protagonismo con los metales, siempre oro y plata, y los esmaltes. Nuevas texturas y nuevos colores para unas piezas que intentan atrapar la atención de la mujer clásica pero joven.
Esta apuesta renovada de la compañía mallorquina ha permitido a la firma salir de la profunda crisis en que se vio sumida en la década de los 80. Las ventas en el último ejercicio han alcanzado los 26 millones de euros y el beneficio neto de explotación los 600.00 euros.
Cuando el nuevo propietario, el grupo Saga, entró en el accionariado de Majorica, en diciembre de 2003, el panorama empresarial con el que se encontró no podía ser más desolador. La empresa estaba en suspensión de pagos, pasando años difíciles tras su adquisición en 1998 por Alpha Internacional, un grupo inversor que se había desprendido de ella tan sólo tres años más tarde, tras la crisis socio-económica provocada por los atentados del 11-S en Nueva York y el fracaso de un plan de viabilidad para él que no había logrado financiación. La nueva propiedad, Line Invest XXI, SL, otro grupo inversor de matriz nacional esta vez, se había enfrentado al doloroso proceso de una suspensión de pagos y un ERE inevitable. Pero no logra sacar adelante el proyecto. En 2005, Saga confirma su compromiso con Majorica, adquiere la totalidad de la empresa y prepara su reestructuración, inyectando 6 millones de euros, la primera aportación de capital que recibe la sociedad en muchos años. Los nuevos propietarios han decidido recuperar mercados como el francés, el británico y el alemán y apuestan decididos por introducir sus colecciones en Rusia y los Emiratos Árabes.
Sandt y Ries, los artífices del cambio
¿Quién es Saga? Dos empresarios franceses vinculados al sector de la joyería. Yann Sandt y Claude Ries, afincados en Hong Kong desde finales de los años 70, son dueños de un grupo que fabrica marca blanca -relojería, joyería y bisutería- para Chanel, Calvin Klein, Armani, Donna Karan. Fósil, Oro Vivo y Toni Miró, entre otros. Saga posee tres fábricas situadas en Taiwán y Tailandia. Su entrada en el capital de Majorica, la tercera titularidad en cinco años, también significa la llegada de una propiedad industrial conocedora del sector en el que se mueve tras dos accionistas puramente financieros.Los actuales propietarios han decidido mantener la fábrica de Manacor, donde se producen 25 millones de perlas al año y donde se engarzan la mayoría de las piezas. Pero las tres fábricas que el grupo tiene en China y Tailandia permiten dar salida industrial a los excedentes de demanda.Las colecciones llevan la firma del equipo mallorquín, pero aprovechan el conocimiento orfebre del grupo para mejorar los diseños y el proceso de fabricación.