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Elecciones en Francia

Los impuestos irrumpen en la campaña francesa

Sarkozy y Royal marcan sus diferencias en la política fiscal

La cacofonía en materia fiscal del partido socialista y la investidura del ministro de Interior, el conservador, Nicolas Sarkozy, como candidato al Elíseo abren la batalla económica de cara a las elecciones presidenciales.

La desventaja que planea en los sondeos sobre la candidata socialista Ségolène Royal respecto a su principal competidor, Nicolas Sarkozy, se ha visto azuzada por las contradicciones fiscales en el seno de la familia Royal.

El secretario general del Partido Socialista, François Hollande, compañero sentimental de Royal y padre de sus cuatro hijos, propuso la semana pasada aumentar los impuestos sobre los solteros sin hijos que ganen más de 4.000 euros al mes, anulando así el recorte aplicado por el actual Gobierno en 2002.

La iniciativa no sólo fue inmediatamente corregida por su compañera, quien rebajó a 'punto de vista' la propuesta de Hollande, sino que empujó a la candidata socialista a encargar la creación de un programa claro sobre fiscalidad.

A tres meses de las elecciones presidenciales, la política fiscal de Royal, aún en cierne, anuncia ya el uso del impuesto como herramienta de distribución de la riqueza. 'A Sarkozy le interesan los contribuyentes más ricos, a nosotros, los millones de personas que no pueden vivir bien', según el portavoz de la candidata.

La estrategia del Partido Socialista se ha visto aún más debilitada por la furia con la que Sarkozy ha llegado a la carrera por el Elíseo. Su discurso de investidura, el pasado domingo, ya incluía su principal arma: una política fiscal benévola para incitar la creación de riqueza. Entre sus primeras propuestas figura el límite del impuesto sobre la renta de los franceses al 50%, frente al 60% actual.

La profusión de mensajes de Sarkozy ha empujado a Royal a pronunciarse sobre diferentes temas, aunque el grueso de su campaña no se conocerá hasta finales de febrero o principios de marzo, cuando concluyan los debates de democracia participativa que orientarán su política. Por ahora, se ha limitado a hablar vagamente de empleo, para que 'ningún joven de nuestro país permanezca en paro o sin ingresos durante más de seis meses'.

Sarkozy, defensor de la fórmula 'trabajar más para ganar más', ha arremetido en muchas ocasiones contra ley de 35 horas de trabajo semanales instauradas el Gobierno socialista de Lionel Jospin en 1998. Ahora, Royal insiste en el 'progreso social importante' de la medida, aunque reconoce que ha 'generado problemas', sin especificar cuáles.

El único aspecto que se aleja de la oposición entre izquierda y derecha es la postura ante el Banco Central Europeo. En este sentido, ambos son franceses. La última en arremeter contra la independencia del BCE y la soberanía nacional fue Ségolène Royal. A ello se añadieron las críticas contra la fuerza del euro frente al dólar, azuzadas en el país galo. La canciller alemana Angela Merkel no vacila en responder: 'Si queremos conservar la confianza en el euro debemos dejarlo fuera del debate político, dejar al BCE su independencia: es la posición de Alemania, muy firme'.

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