La moda de la filantropía amplía los nuevos servicios de la banca
Una división sin ánimo de lucro del grupo Rockefeller enseña a hacer donaciones
Melissa Berman carga con las penas de todo el mundo. Actualmente está ideando cómo evitar que los niños se conviertan en soldados en Darfur. Trabaja para llevar electricidad sostenible a aldeas en Sri Lanka. Intenta reducir los riesgos ambientales que afectan a la salud después del huracán Katrina en Nueva Orleáns y trata de detener la pérdida de enfermeras que dejará a los hospitales de Estados Unidos en crisis para el 2020.
Berman, de 51 años, que dirige el Rockefeller Philanthropy Advisors de Nueva York, trabaja para millonarios que han tenido éxito y están ansiosos por hacer buenas obras. Y ahora que la filantropía está de moda, su teléfono no deja de sonar con llamadas de administradores de fondos, o de nuevos millonarios de los exitosos sectores inmobiliario y tecnológico.
'Hay mucho trabajo', comenta Berman. En su oficina en un piso 36 de Madison Avenue hay tantos archivos y libros que apenas puede contemplar la vista que da a una parte del río. 'Hay mucha nueva riqueza y la gente desea hacer algo con ella en vida', añade. Esta organización sin ánimo de lucro ayudó a canalizar unos 150 millones de dólares (unos 116 millones de euros) a organizaciones no gubernamentales estadounidenses e internacionales en 2006, el doble que en 2002. En el 2007, el grupo de Berman podría asesorar sobre donaciones por un valor de 131 millones de euros provenientes de los banqueros y operadores de Wall Street.
Desde junio, cuando el multimillonario inversor Warren Buffett dijo que entregaría la mayoría de su fortuna de 40.000 millones de dólares (31.000 millones de euros) a la fundación Bill & Melinda Gates, la lista de clientes de Berman ha aumentado de 120 a 135. Otros 45 donantes potenciales están por decidirse. Por ello, en tres años ha duplicado su personal hasta 32 empleados.
Berman pertenece a una creciente clase de asesores que atienden a los nuevos ricos, un grupo que no es tan ambicioso al gastar su dinero como lo fue al ganarlo. 'En el pasado, el modelo era que uno ganaba dinero y mantenía un perfil bajo, y lo donaba cuando moría', explica Peter Frumkin, director del RGK Center for Philanthropy and Community Service en la Universidad de Tejas de Austin. 'El nuevo modelo es participar más en la filantropía', comenta.
Las mayores empresas financieras, como Citigroup y JPMorgan, están contratando consultores en filantropía. Los servicios son necesarios para los clientes ricos, que consideran cada vez más las donaciones como una forma integral de administrar el patrimonio familiar, explica David Ratcliffe, director del Center for Philanthropy and Nonprofit Management.
Enriquecidos por el auge de los mercados financieros y conmovidos por las imágenes de desastres naturales desde la costa del golfo de Estados Unidos hasta Tailandia y Pakistán, los estadounidenses están haciendo más donaciones que nunca. En 2005 subieron un 6,1% en comparación con el año anterior, hasta llegar a los 201 millones de euros.
La filantropía también se está poniendo de moda por el ejemplo dado por Buffett y Gates, los dos hombres más ricos del mundo, opina Steve Gunderson, director general de Council of Foundations de Washington, una red con 2.000 miembros.
Otras celebridades están sumándose, como Lance Armstrong, siete veces ganador del Tour de Francia y sobreviviente de cáncer, que ahora se dedica a recaudar fondos para combatir la enfermedad. En noviembre el ciclista corrió el maratón de la ciudad de Nueva York para promover su causa, y obtuvo tanta cobertura en televisión como el ganador, el brasileño Marilson Gomes dos Santos.
También personajes como la estrella de rock Bono, la actriz Angelina Jolie y la presentadora Oprah Winfrey están utilizando su fama para llamar la atención sobre causas en África, desde condonación de la deuda hasta huérfanos por víctimas de sida.