Ryanair y Easyjet, contra el derecho laboral francés
La compañía aérea de bajo coste irlandesa Ryanair y la británica Easyjet han abierto la caja de Pandora en Francia. Ambas empresas han iniciado una lucha legal contra el país galo para escapar al recién definido derecho laboral francés en el sector aéreo.
La nueva legislación francesa, aplicable desde el mes de noviembre, somete al personal aéreo de compañías extranjeras (pilotos y auxiliares de vuelo) con base en Francia al derecho laboral y social galo.
Tras una investigación de varios organismos franceses, el Tribunal de Primera Instancia de Créteil, a las afueras de París, inculpó Easyjet por trabajo irregular. Y esta semana el Consejo de Estado ha rechazado el recurso que la compañía inglesa lanzó para evitar la aplicación de la ley, que le acarrearía 'graves consecuencias sobre el equilibrio económico de su actividad', según Easyjet. En el caso de Ryanair, la compañía irlandesa presentó una denuncia contra el Estado francés en diciembre de 2006 por este mismo decreto, alegando que la medida 'es contraria al mercado libre en Europa para los servicios de las aerolíneas'. En un original quiebro, la compañía añadía que 'se trata además de un claro intento de proteger a Air France de la competencia'. Para Franck Muluka, presidente del sindicato de personal aéreo del país galo, 'esta compañía funciona por nichos de mercado, con rutas muy precisas, así que no suponen una enorme competencia para aerolíneas como Air France'.
Precisamente, el cambio de legislación pretende salvar el vacío legal que permitía a algunas compañías escapar a la legislación europea que prevé la aplicación del derecho nacional a las compañías aéreas con empleados instalados en Francia, según Franck Muluka. Aunque ni siquiera la ley comunitaria es clara en este sentido.
La CE dice analizar esta semana el decreto para comprobar su compatibilidad con el derecho comunitario. En la actualidad, los 130 empleados que trabajan para Easyjet en el aeropuerto de Orly dependen del derecho británico y por tanto no pueden beneficiarse de las ventajas del sistema laboral francés.
En primer lugar, los estándares salariales de ambas aerolíneas de bajo coste son muy inferiores a las normas francesas. Es también el caso de las dos horas de reposo suplementario al mes recogidas en el código de la aviación civil galo, que también contempla un máximo de 90 horas de vuelo para los pilotos, frente a más de 100 horas de vuelo para los pilotos de Ryanair, con base en Marsella, según la norma irlandesa.
A diferencia de Ryanair, cuyos tipos de contrato laboral se multiplican casi tanto como sus destinos y sus empleados cambian constantemente de base, los empleados de Easyjet trabajan en su mayoría desde hace tres o cuatro años en Francia, sin cotizar a la seguridad social francesa, 'aunque pueden beneficiarse de ella porque muchos están casados con franceses', explican desde el sindicato de personal aéreo. Tampoco se aplica la legislación gala sobre el sistema de pensiones que corresponde a este colectivo.
Un decreto de ida y vuelta
Resulta casi evidente que el gusto por la reglamentación en el país vecino ha tocado diana en uno de los sectores que más transformaciones están registrando en pleno fenómeno de la globalización. No obstante, la medida también beneficiará a compañías francesas.Es el caso de Air France y su aerolínea de bajo coste Cityjet. La compañía comenzó a operar en 1994 con rutas entre Londres y Dublín y otras ciudades europeas. Filial al 100% de Air France desde el año 2000, Cityjet tiene su sede en Dublín, de forma que, de prosperar el nuevo decreto francés, la compañía tendrá que aplicar el derecho laboral irlandés, mucho menos exigente que la normativa laboral francesa.Son las ventajas de un negocio 'móvil e internacional' que Ryanair defiende en su interés, las condiciones que favorecerían a una compañía cuyo país de origen es más protector con sus empleados.