La firma de bisutería Mila González entra en distribución con tiendas propias
La empresa de diseño y fabricación de bisutería Mila González planea expandir su negocio abriendo una cadena de tiendas propias por el territorio español. La primera llegará a Madrid antes de la primavera y en tres años pretenden estar en seis ciudades más. La compañía da servicio a 1.200 tiendas en la Península.
Cuentas y conchas esparcidas por la gran mesa. El suelo del luminoso despacho está poblado de botes de plástico llenos de coloridos materiales de lo más diverso. A través de tres enormes balcones, la Plaza Mayor de Valladolid se convierte en decorado del proceso de producción de las colecciones de la diseñadora de bisutería Mila González. La mezcla de distintos colores es la marca de la casa y esta habitación es el corazón de la empresa que lleva su nombre, donde empieza todo. 'Trabajo directamente con las piezas sobre la mesa, por eso necesito tenerlo todo a la vista. La luz es vital para el trabajo, los colores cambian totalmente', explica Mila. Aquí se crean dos colecciones al año, con cerca de 120 piezas distintas.
La firma de bisutería lleva desde 1990 sirviendo sus productos para cerca de 1.200 tiendas de España y Portugal a través de sus seis representantes, repartidos por la Península, y de la feria de bisutería Bisutex, que se celebra en Madrid en enero. 'A través de la feria, llegamos a clientes en Francia, Italia, Alemania o Grecia', asegura Antonio Fernández, marido de Mila y gerente de la empresa, la segunda pata del negocio.
Su objetivo es ampliar sus miras con una red de tiendas propias. La primera llegará a Madrid en los primeros meses de 2007. En tres años, tienen previsto tener sus propios locales en seis de las principales capitales de provincia. 'Poco a poco. Cuando nos consolidemos en un sitio, vamos a por el siguiente', explica el gerente.
El desarrollo de la empresa se ha caracterizado desde su origen por crecer 'poco a poco' y por la obsesión por la imagen. 'La presentación de la marca es fundamental. Queremos resultados pero no somos ambiciosos. Nos interesa más el cliente que la venta, es parte de nuestro capital', explica Fernández. Mila González factura cerca de dos millones de euros al año. El precio de sus joyas oscila entre los 15 y los 250 euros.
La preocupación por la imagen ha sido uno de los factores que han motivado la decisión de abrir tiendas propias y de elegir además locales en sitios estratégicos. 'Esta iniciativa potenciará nuestra imagen y reducirá los gastos en publicidad', explica Fernández. El gerente asegura que 'tener un buen representante que presente la marca con el estilo y el posicionamiento que buscamos es muy difícil'.
Por la misma razón, se niegan a establecer su marca en régimen de franquicia. 'Preferimos controlar cómo se disponen los productos personalmente', afirma Fernández. La propia Mila coloca el escaparate de su pequeña tienda de Valladolid. 'Con estas premisas, no podemos aspirar a una red de tiendas muy grande porque queremos controlarlo todo y exige mucha dedicación', explica el directivo de la empresa.
Controlan el negocio desde Valladolid aunque han tenido que establecer un showroom en Madrid. 'Para las revistas es más cómodo ir allí. Todo eso lo trasladaremos luego a la tienda', afirma.
La India, principal influencia
La firma Mila González no es una sino dos personas: Mila, la diseñadora, y su marido Antonio Fernández, que gestiona. El gerente asegura que esa división de poderes es 'uno de los puntos fuertes' del negocio. Ella no quiere saber de economía y yo no le pongo presupuesto', explica.Mila escoge personalmente cada una de las piezas que configurarán la colección. 'Me inspira mucho viajar, sobre todo a La India por el colorido de los trajes y los paisajes', explica la diseñadora. Siempre lleva un cuaderno en el dibuja futuras piezas durante los viajes. 'Nunca dejo de trabajar, de mezclar colores pero sólo dibujo en los viajes. En el despacho, esparzo las piezas en la mesa y las combino', dice