Cajasur hará presidente al sacerdote Gómez Sierra para garantizar el consenso
El obispo de Córdoba, animado por la Junta de Andalucía, ha cambiado de candidato en la presidencia de Cajasur, que será ejercida a partir de enero por el sacerdote toledano Santiago Gómez Sierra, para facilitar el cogobierno de la entidad con el PSOE y garantizar el consenso con el resto de grupos. El también cura Fernando Cruz-Conde, cuyos contactos ultraconservadores han terminado levantando recelos en todos los frentes, sobre todo entre los partidos de izquierda, queda así desbancado del cargo pese a que estaba considerado el favorito en todas las quinielas. La Iglesia y la Junta lo señalaron como tal en su pacto de 2004 y lo nombraron vicepresidente de la entidad con vistas a que sucediera a Juan Moreno en enero de 2007, cuando se jubilará el presidente de la caja controlada por la Iglesia.
En esta fecha es cuando está previsto que tome posesión Gómez Sierra, número dos de la Iglesia en Córdoba y hombre de máxima confianza del obispo. Filósofo y teólogo, presenta un perfil tan político y posibilista que ha cosechado el apoyo de todos los grupos, incluidos PP e IU. De su flexibilidad y capacidad para el consenso y el diálogo ha hecho gala en los últimos años. Se mantuvo fiel al anterior obispo como vicario general de la diócesis, repitió en el cargo con Juan José Asenjo y también fue hombre de confianza del ex presidente Miguel Castillejo. Sus enemigos destacan su carácter camaleónico.
El todavía vicario general de la Diócesis de Córdoba, y uno de los seis patronos que representa a la Iglesia en el consejo de Cajasur desde 2005, confesó ayer en su presentación pública que se mantendrá fiel a la 'tradición de Cajasur' y a la labor de sus antecesores. Acompañado de Juan José Asenjo, señaló que su relación con Salvador Blanco, el vicepresidente ejecutivo en nombre de la Diputación socialista, es 'cordial', y se mostró confiado en que ambos servirán a Cajasur colaborando entre sí.
Asenjo aclaró que Gómez Sierra, que deberá ser ratificado por el consejo de Cajasur, aceptó el cargo sin buscarlo, mientras que Cruz-Conde tenía escasa inclinación a asumir la presidencia.