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Internacional

Falsa alarma de independencia en Flandes

La televisión pública RTBF belga imitó anoche la idea que llevó Orson Welles a las pantallas estadounidenses en la ‘Guerra de los Mundos’ y simuló en un reportaje la independencia en la región de Flandes. La retrasmisión, que incluía falsas conexiones en directo con el Parlamento flamenco y con el Palacio Real, desencadenó una avalancha de reacciones.

La retrasmisión que ayer paralizó frente a los televisores a la sociedad belga combinó dos cuestiones polémicas: un falso especial informativo, con periodistas habituales de la cadena y políticos emitiendo reacciones, y otro sobre el nacionalismo flamenco y las relaciones con la región francófona de Valonia. Incluso hacía referencia a la familia real belga, que supuestamente se trasladó a África para aguardar la evolución de los acontecimientos.

Para dar más veracidad, el programa comenzó cortando en directo un informativo, y sólo al cabo de casi media hora comenzaron a aparecer cintillos que indicaban: "Esto es una ficción". Además, aparecieron imágenes del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, supuestamente estudiando las implicaciones que la división de Bélgica podría tener para las instituciones de la UE con sede en Bruselas.

En cambio, otros datos incluidos -como que se había paralizado el transporte público en la frontera entre Bruselas y Flandes, o que se exigía el pasaporte para cruzar los límites- eran ya más rocambolescos.

La credibilidad inicial de la transmisión, con varios falsos directos, motivó también el que varios embajadores extranjeros contactaran con sus respectivas capitales para informar de los hechos.

Reacciones

Tras la avalancha de llamadas y mensajes de texto por móvil de los espectadores, que bloquearon la centralita de la cadena de televisión y su sitio web, las reacciones políticas empezaron a sucederse. El primer ministro, Guy Verhofstadt, -del partido liberal flamenco- calificó la emisión como "una muy mala emulación de Orson Welles, de muy mal gusto" e "irresponsable".

Según informa la agencia Belga, la ministra francófona del Audiovisual, Fadila Laanan, llamó a consultas al administrador general de la RTBF, Jean-Paul Philippot, tras poner en cuestión "la deontología de los periodistas que participaron en la emisión". Philippot ha defendido el programa, en unas declaraciones en la radio de la RTBF, en las que ha asegurado que la emisión estuvo "dentro de los límites de la deontología" profesional.

El presidente de la región de Valonia (sur de Bélgica) y líder de los socialistas, Elio Di Rupo, ha calificado la emisión como una iniciativa "que sumió a los ciudadanos en un temor increíble".

La presidenta del Senado, Anne-Marie Lizin, calificó la iniciativa de la cadena de televisión de "inadecuada", mientras que el ministro de Defensa, André Flahaut, dijo que los hechos eran "intolerables, inaceptables y escandalosos". "No se debe jugar con las instituciones", dijo Flahaut, para quien "es triste que la RTBF no tenga nada mejor que hacer para la audiencia".

Pero no todos han sido críticas negativas; para el líder de los ultraderechistas flamencos del Vlaams Belang, el independentista Filip Dewinter, "gracias al reportaje, a partir de ahora podemos hablar libremente de la independencia de Flandes y de Valonia". Dewinter acordó participar en la emisión y mantener el secreto para "producir un efecto de máximo impacto"

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