El aterrizaje suave pega fuerte
Los expertos en Bolsa, periodistas, analistas o aprendices de gurú, tienen el mismo vicio que las víctimas de la moda. Viven en un mundo dominado por la sobreoferta de información, lo que complica la tarea de proponer una idea original o imaginativa, pero al tiempo tienen pánico a equivocarse, a apostar por algo que los demás van a despreciar. Al fin y al cabo se ganan la vida de similar forma, tratando de anticipar los pensamientos de otros pero, al tiempo, distinguiéndose de la masa a la que orienta.
Esta dicotomía entre lo hipermasivo y lo hiperespecializado, muy propia de esta fase de la sociedad de consumo, incentiva la aparición de modas tan repentinas y fugaces como masivas. Hoy es una cosa, pero a los pocos días la tendencia se generaliza, y para entonces los supuestos gurús, sea de tendencias culturales o de mercado, tienden a apuntar hacia otro sitio pues, como tales expertos, se les supone el poder aportar algo más que la masa.
Sin embargo la demanda de originalidad, lejos de ampliar el abanico de opiniones alternativas, las homogeneiza. El miedo a perderse en una amalgama de propuestas demasiado amplia termina por reforzar las tendencias gregarias propias de estos entornos.
Así, hasta hace unas semanas lo presuntamente original a la hora de analizar el mercado de valores ha sido hablar de la liquidez como principal soporte del mercado. Dejando aparte del hecho de que la liquidez es un fenómeno difícil de medir, la proliferación de este argumento debería escamar al bolsista.
Como ejemplo, nada mejor que un estudio de David Rosenberg, de Merrill, citado en Barron's. El analista se ha molestado en hacer un gráfico -cliché alert, lo llama- con el número de veces que la prensa cita una palabra, bajo la premisa de que cuando todo el mundo piensa una cosa, esa cosa está ya en el precio de las acciones. 'Aterrizaje suave' y 'liquidez' están en máximos históricos. Probablemente estas ideas pasen de moda como los zapatos de mujer con punta, y Rosenberg se pregunta qué pasará cuando sus gráficos se inviertan.