La cuesta abajo del billete verde
Dice Rodrigo Rato que 'lo que no se sostiene se termina cayendo'. En los últimos años, el director gerente del FMI explica con esta teoría la caída del dólar, ahora más abrupta que en los meses anteriores. El billete verde lleva cinco años depreciándose, sobre todo frente al euro. Desde 2002 esta caída ha sido de un 50%. Sólo en 2006 se ha dejado un 12% de su valor con respeto a la divisa europea. La semana pasada el desgaste fue a más y el viernes cotizó a 1,33 euros por dólar.
Esta evolución no ha sorprendido a nadie, por mucho que la Casa Blanca reafirme su política de dólar fuerte. La tesis de Rato es aceptada por el común de los economistas y, de hecho, se cree que Henry Paulson, a la cabeza del Tesoro, tiene que mantener ese discurso mientras permite la lenta devaluación .
'Es difícil acertar en el momento preciso en el que se acelere la depreciación', explicaba Nariman Behravesh, economista jefe de Global Insight, 'pero las presiones estaban ahí'.
Los bancos centrales asiáticos están ahora más dispuestos a diversificar reservas
La razón más obvia es el déficit por cuenta corriente de EE UU, en el 6,6% del PIB, y el déficit presupuestario. Adicionalmente, la deuda no deja de crecer y no se puede hablar de ahorro. No parece ser una virtud americana en estos tiempos en los que, sin embargo, se sigue consumiendo y gastando. A crédito.
La convivencia de estos déficit con un dólar más o menos en forma había sido posible hasta ahora gracias a que otros países, especialmente asiáticos, registran superávit en sus cuentas corrientes, un superávit que se ha utilizado para aumentar sus reservas en dólares.
Pero estos bancos centrales no confían ya tanto en la divisa americana. Especialmente desde China llega el mensaje de la necesidad de diversificar reservas.
Aunque son factores estructurales que pesarán a más largo plazo, lo que ha precipitado la actual caída frente al euro es el aumento del diferencial de crecimiento y de tipos con la zona euro.
El índice de confianza alemán se disparó mientras los americanos trinchaban el pavo de Acción de Gracias. Luego, la OCDE subió las perspectivas de crecimiento de la UE y rebajó las de EE UU, donde no han hecho más que llegar evidencias de la falta de fuelle de la economía.
La economía americana es más dinámica que la europea pero Europa levanta por fin la cabeza y lo hace con menos desequilibrios de los que acumula EE UU. Por lo que se refiere a la política monetaria, los analistas esperan que el BCE suba los tipos, mientras Estados Unidos está en el rumbo contrario.
El único que no parece estar convencido de ello es el presidente de la Fed, Ben Bernanke, que es quien decide, pero pocos se creyeron su discurso de esta semana en el que avisaba de que la inflación estaba 'incómodamente alta'. No obstante logró sostener el dólar con su discurso, pero sólo unas horas. El hecho es que los economistas siguen apostando por recortes de tipos en 2007 que hagan menos atractiva la inversión en EE UU y más vulnerable al dólar. Los economistas esperaban que la devaluación fuera más homogénea y afectara también a las divisas asiáticas, y no solo a Europa, pero esto de momento no ha ocurrido.
En China el yuan sigue teniendo una flotación limitada que Paulson espera que cambie. æpermil;l mismo dirigirá una delegación a China este mes con esta materia en la agenda.
Los escenarios no son catastróficos si la caída del dólar es ordenada como hasta ahora, que es lo que se espera y desea. Pero hasta dónde llegará. ¿Quo vadis dólar?