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Javier Elzo

'Son más felices los jóvenes con un horizonte de vida''

Javier Elzo es un experto en sistemas de valores y religión, sociología de la juventud, violencia juvenil y drogadicción. En los últimos tiempos ha dedicado especial atención a la familia.

El sociólogo vasco Javier Elzo, catedrático de la Universidad de Deusto, acaba de publicar Los jóvenes y la felicidad. Elzo concluye: el 70% de los chavales españoles son razonablemente felices.

Parece que los padres no lo están haciendo tan mal...

La familia hace lo que puede; desde luego, algunas más que otras. De hecho, hoy en día el 42% de las familias españolas son lo que yo llamo nominales. Sólo tienen de familia el nombre. Los padres pasan de todo, y se acusan mutuamente y a la escuela de no educar. Pero hay más tipos de padres, y como la sociedad no está tan mal como algunos piensan, casi un 70% de jóvenes son razonablemente felices y están integrados…

¿Qué valoran?

Los jóvenes dan una gran importancia a la familia, al grupo de amigos y a la salud. Los estudios y la formación también son importantes, pero menos.

¿Y la sexualidad?

No se atreven a decir que les interesa, pero yo le aseguro que la sexualidad tiene para ellos una importancia vital.

¿Y por qué la salud?

Hemos pasado de la religión del espíritu a la religión del cuerpo... Se han vaciado las iglesias y se han llenado los gimnasios. Los jóvenes no iban a ser distintos.

Usted dedica un capítulo a la religión ¿son más felices los jóvenes que creen en Dios?

La respuesta es no. Pero le diré una cosa: los jóvenes que se plantean las preguntas prerreligiosas, ¿quién soy yo? ¿por qué estoy aquí? ¿qué sentido tiene la vida? ¿por qué he de hacer el bien y no el mal?, son claramente más felices que aquellos otros que no se las hacen. Y en este caso lo importante no es la respuesta, sino la pregunta. Por eso, son igualmente felices los católicos practicantes y los agnósticos.

¿La familia tiene algo que ver con su felicidad?

Sin duda. Los jóvenes más felices son aquellos que tienen un proyecto de vida, un horizonte, que viven en positivo, que no ponen todos los huevos de la felicidad en la panera de la diversión...

Usted les llama libredisfrutadores... ¿A qué tipo de familia pertenecen?

Básicamente a la familia nominal.

Hablar de jóvenes es generalizar demasiado.

Efectivamente. Los hay liberales (27%), moralistas (16%), retraídos o antisociales (8%), conservadores (25%) y libredisfrutadores (24%).

Siguiendo con las tipologías, ¿a cada tipo de familia un tipo de hijo?

Casi. La familia conservadora suele dar hijos conservadores, algún liberal integrado y algún moralista privatista. Los retraídos son hijos de familias violentas. Y luego está, además de la nominal, la familia adaptativa. Los cónyuges están buscando y encontrando nuevos roles en su relación. Son mayoritariamente de clase media alta y las madres trabajan fuera de casa. Es una familia donde hay tensiones, pero se intenta que los hijos crezcan con cierta capacidad para tomar decisiones. Son viveros de jóvenes liberales, integrados.

¿Qué odian los chicos?

Que les mientan, que la gente no sea auténtica, que no sea leal. Tienen fallas, desde luego, les falta constancia, abnegación, esfuerzo, disciplina, pero su lealtad es un gran valor. Hay algo que sin embargo me preocupa, su baja autoestima. Saben que mucha gente les ve con malos ojos y lo han interiorizado. Y están encerrados en sí mismos.

Pero se sientan felices en su piel...

Mi conclusión es: dos terceras partes de los jóvenes son felices y una tercera parte no lo es.

Y en contra de lo que algunos piensan no es una juventud violenta.

No necesariamente es más violenta que hace cuarenta años, y digo necesariamente porque no tenemos datos de aquella época. Pero si es verdad que hay grupúsculos de jóvenes que son más violentos que nunca. Mejor dicho, no saben dónde acaba el nivel de violencia admisible, y entonces se pasan.

¿Cómo frenarles?

Yo creo que a esos jóvenes hay que apartarles de la sociedad, pero también creo que hay que dejar de hablar de tanta violencia en la escuela porque terminan produciéndose actos miméticos, como está ocurriendo con la violencia de género. Ante todo es necesario educación.

La maternidad es un bien social, debe pagarse'

Javier Elzo es taxativo: 'La escuela está creando jóvenes felices que dejarán de serlo cuando se hagan mujeres hechas y derechas. Está trasmitiendo valores que yo comparto pero que a la larga pueden terminar volviéndose en su contra'. Se refiere a la emancipación social y laboral de la mujer.En su opinión el problema estriba en el carácter masculino de la sociedad. 'Competitividad, éxito, voracidad, dinero… La mayoría de las mujeres no los comparten, por eso cuando llegan al mercado de trabajo no están dispuestas, como el hombre, a pagar el precio que paga él. Es un asunto y un sentimiento que excede a la natalidad'. Para el sociólogo sólo hay una solución: 'El cuidado del hijo por la madre es un bien social y debe ser protegido. Durante el primer año la mujer debe cobrar como si estuviera trabajando, y que al cabo del año reincorporarse con todos los derechos'.

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