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Albert Figueras

'Las personas que son más positivas viven más'

Los optimistas viven más; las personas con tendencia a la hostilidad presentan un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Es una de las claves para lograr la felicidad que recoge Albert Figueras, doctor en Medicina y especialista en Farmacología Clínica, en su libro Optimizar la vida. La felicidad está más al alcance de lo que parece.

¿Es fácil identificar la felicidad?

Es fácil, lo que pasa es que la confundimos con un lugar utópico. Es un error. La felicidad son pequeños momentos de placer que experimentamos sin esfuerzo.

En su libro recoge estudios que constatan que las personas con una actitud positiva viven más.

Estudios que han seguido a grupos de personas durante muchos años coinciden en que quienes son más positivos padecen menos enfermedades. También han seguido a las parejas de los pacientes y han visto que cuando ésta es positiva, le transmite ésa visión. Y al revés, cuando el paciente se siente animado, supone menos carga psicológica para su pareja.

Las investigaciones científicas también revelan que dinero y bienestar no van de la mano.

El economista inglés Oswald ha observado la generación actual de estadounidenses y la ha comparado con la de sus abuelos y ha llegado a la conclusión de que éstos se mostraban más satisfechos, a pesar de que sufrieron guerras y disfrutaron de inferiores comodidades en el hogar. Recientes rankings de bienestar que miden aspectos distintos a los económicos, como la forma de vida, sitúan en los primeros puestos a las islas del Pacífico Sur, países de Centroamérica. Los países ricos no aparecen en primer lugar.

¿Cómo puede contribuir la medicina en la búsqueda de la felicidad?

El cerebro genera unos neurotransmisores, que hacen que tengamos menos angustia, menos adrenalina circulante, más bienestar. A la larga, se alarga la vida. La medicina contribuye indirectamente, rompiendo el mito de la felicidad como jardín del edén; a partir de ahí, el propio organismo se las debe arreglar.

Sorprendente su receta: amar, comer chocolate, escuchar música o dejar de espiar por la ventana al vecino.

Siempre se pueden encontrar diez minutos al día para saborear el momento presente. Se puede hacer de muchas maneras: caminar, escuchar música o leer. Uno de los males de nuestra sociedad es que nos fijamos mucho en el vecino, estamos acostumbrados a que el estatus lo dan las cosas externas. Lo del chocolate es porque me gusta.

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