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CincoSentidos

Robles Piquer analiza la relación África-Europa

Europa ha sido siempre generosa con África. Motivos tiene y no todos son altruistas. En primer lugar, la vecindad; en segundo, la proximidad histórica: durante casi un siglo Europa ha organizado África a su gusto. El viejo continente tiene una responsabilidad con sus antiguas colonias africanas. No hay pandemia, guerra, matanza tribal o hambruna que deje indiferente a los ciudadanos europeos. Carlos Robles Piquer (Madrid, 1925), político y diplomático, se adentra en la política africana y en las relaciones con la Unión Europea en el ensayo Europa y el drama de África (Taurus).

La entrevista con el autor coincide con la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y la aparición de estadísticas espeluznantes: cada año mueren 6 millones de niños de hambre en el mundo, situación especialmente preocupante en el África subsahariana.

En las casi 500 páginas del ensayo, Robles Piquer repasa los múltiples problemas que asolan a este continente (clima, guerras, pandemias, desnutrición, escasez de agua potable) y analiza cuál puede ser la contribución europea al drama. 'La principal contribución deber ser humana, debe haber más europeos que se ocupen de África, sea en el continente o en su propio país, pero ésta sólo es eficaz si se dispone de medios'. ¿Qué fondos serían necesarios? (El ministro Moratinos declaraba recientemente que Europa debería aportar 50.000 millones al desarrollo de África, frente a los 20.000 actuales). Robles Piquer señala que saltar de una cantidad a otra 'no es empresa fácil', pero considera que la ayuda económica 'debe ir aumentando gradualmente, sobre todo, a medida que crezca la prosperidad europea'.

El autor propone seguir el modelo de la emigración española a Europa de los 60

El autor considera que los países deben verlo como parte de su política exterior, porque a nadie le gusta ver a sus vecinos en situación de miseria. 'La miseria es mala consejera, tanto para enviar cayucos como para organizar guerras o favorecer la corrupción', comenta.

Los acuerdos del Gobierno español sobre inmigración: readmisión, flujos migratorios legales y ayuda al desarrollo, le parecen adecuados. 'No me pareció bien, por supuesto, el efecto llamada. El Gobierno daba una respuesta improvisada a un problema que no había estudiado suficientemente y no fue capaz de prever las consecuencias'. Ahora, cree que no queda más remedio que poner un límite porque España y Europa no pueden absorber a cientos de millones de africanos y propone seguir el modelo de la emigración española a Europa de los años 60. 'La gente no se iba a Alemania o Suiza así como así. Llegaban con un contrato de trabajo y con la vigilancia que establecía el Instituto de la Emigración, que fue un organismo utilísimo para cooperar con el servicio diplomático en la protección y asistencia al emigrante'.

La deuda externa acucia a los países africanos, pero Robles Piquer es partidario de una flexibilización más que de una supresión. 'Hace falta una reducción de los tipos de interés cuando son altos y un alargamiento de los plazos', concluye.

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