Mercado naval en Barcelona
El Salón Náutico exhibe 1.800 barcos en las instalaciones de Fira y mantiene 231 ejemplares de gran tamaño en Port Vell hasta el día 12. Más metros de eslora, avances tecnológicos en puentes de mando y cascos, y el diseño como valor añadido son las principales tendencias.
Mayor potencia, pequeños barcos de pesca que sirven de crucero familiar, mucha tecnología, reconocidas firmas de diseño que se venden como valor añadido y, sobre todo, la apuesta de los astilleros por crear un mercado de gran eslora. Estas son las tendencias más notables que avanza para 2007 el Salón Náutico de Barcelona, auténtica pasarela naval que mantiene sus puertas y muelles abiertos hasta el próximo 12 de noviembre.
El evento ocupa por primera vez los cinco pabellones del recinto Gran Vía de Fira de Barcelona para dar cabida a 1.800 barcos. Además, mantendrá una exposición flotante en Port Vell, concretamente en los muelles La Fusta y Espanya, donde atracan 231 embarcaciones de gran eslora entre veleros, yates de motor y catamaranes. Todo un reclamo tanto para bolsillos pudientes como para soñadores.
Si el tamaño importa, qué decir del confort. En los cuadros de mando de los barcos a motor se sigue abriendo paso la I+D. Un ejemplo es la incorporación del control electrónico mediante joystick, llamado a facilitar las maniobras en el puerto. Los dos baños y cocinas aisladas se generaliza en los modelos en torno a 15 metros, materiales como el mármol y maderas nobles ganan protagonismo en el interior y las fibras sintéticas fortalecen los cascos.
En lo que toca a la vela de recreo, la organización del Salón aprecia una demanda que exige muchos pies de proa a popa: 'La mayor parte de las novedades que ven la luz figuran en el rango medio de 12 a 14 metros, una franja en la que cada vez hay más peticiones', remarcan desde la dirección del Salón.
Un impulso incipiente entre los aficionados es 'modificar apéndices o el aparejo para convertir un crucero tranquilo en un velero para regatas de club'. La influencia de la arquitectura moderna en la recreación de auténticos apartamentos en el interior de los cascos también es un avance que se percibirá en Barcelona.
'Podemos presumir de ser un referente comercial, ya que los trámites del 80% de las ventas de barcos que se realizan en España se inician en el Salón de Barcelona', dice Jordi Montserrat, director de esta fiesta del mar. Su versión se ve avalada por el crecimiento del evento, que este año aumenta un 10% su superficie de exposición (110.000 metros cuadrados) para dar cabida a 624 empresas de 32 países.
'El de Barcelona es uno de los mejores salones. Es imprescindible estar aquí tanto por imagen como por ventas', explica Anabel Fernández, responsable comercial del astillero español Doqueve, una de las casas que aportara un toque novedoso con su Doqueve 51. Impulsado a motor y con 15,3 metros de eslora, este barco se encuentra en fase de producción y se venderá en 2007.
Otra primicia para el Salón es la línea de yates de lujo Muse, de la firma española Rodman, que además completa su gama R con una embarcación de pesca y paseo bautizada como R940. Por su parte, el astillero alicantino Belliure aumenta la eslora de su buque insignia hasta los 18,30 metros con la comercialización del Belliure 60.
Los productores españoles encuentran duros rivales en Francia. Jeanneau ha elegido la Ciudad Condal para presentar el Prestige 50, un competitivo crucero de 15 metros diseñado por Garroni. Mientras, el astillero Bénéateau descubrirá para los aficionados tres modelos de motor.
Más que barcos
Los deportes náuticos en España son ya un fenómeno de masas y el Salón se hace eco de ello. 'El público que disfruta del mar es cada vez más heterogéneo. Creo que está desapareciendo la idea de que los deportes náuticos están reservados para la elite económica', afirma Montserrat.
Además de pasear entre yates y veleros, los visitantes pueden acercarse a la oferta de accesorios, equipamiento, canoas, kayaks, tablas de surf, embarcaciones neumáticas, motos de agua, equipos de pesca y un largo etcétera. Se encontrarán con las propuestas de escuelas, empresas de alquiler y numerosos brokers náuticos, representantes de astilleros extranjeros en España.
Los amantes del submarinismo también tienen su espacio. El Salón acoge la primera edición del BCN Dive entre los días 4 y 7. Este evento internacional del Mundo Submarino ocupa 5.000 metros e incluye, en el pabellón 5, una piscina en la que se realizan presentaciones de productos, actividades y demostraciones de inmersión.
La batalla del diseño
Un gran barco debe entrar por los ojos. Así lo entiende el sector de la náutica y uno de los lugares donde se ha apostado por esa filosofía es Moaña (Pontevedra), donde se asientan los astilleros de Rodman. La firma viguesa ha contado con los servicios de uno de los mejores diseñadores del mundo, Fulvio de Simoni, para crear la gama de yates de lujo Muse.El primer fruto, el Muse 54, será primicia del Salón de Barcelona. De la mano de este crucero de 16,25 metros, Rodman empieza a explotar el segmento del lujo de gran eslora con la intención de consolidarse y ofertar los 100 pies antes de 2009.El gabinete Garroni, para Jeanneau, o Nuvolori & Lenard, contratado por la italiana Cayman para dar vida a su crucero 48WA, están revolucionando el concepto de la navegación a motor. Por su parte, estudios como el francés Joubert-Nievelt, el español Íñigo Echenique o el alemán Judea & Vrolijk figuran entre los diseñadores de veleros que más atención concitan durante estos días.La firma Barcos Singulares consiguió vender su primer velero Najad 440 (430.000 euros) en España durante la pasada edición del Salón. Este año repite con la misma propuesta del astillero sueco con la convicción de que el diseño de Judea & Vrolijk, es un valor en alza. 'Quien compra un barco del nivel del Najad 440 o entiende o se hace aconsejar por un entendido. Este cliente prima calidad en los acabados, estilo interior, equipamiento y mucho diseño', dice Leonardo García de Vincentiis, fundador de Barcos Singulares, para quien exponer en Barcelona es toda una oportunidad comercial.Frente a la vanguardia, modelos de la época del Titanic y anteriores, ubicados en el espacio Marina Tradicional. Se rinde tributo este año a piezas como el Isla Ebusitana, fabricado en 1856, o el Correillo La Palma, de 1912. Este último, merece el esfuerzo de particulares e instituciones en su restauración. De hecho sus protectores reconocen la presencia del buque en busca de fondos para concluir los trabajos.
Gigantes del mar para grandes fortunas
Prohibitivos, pero con el magnetismo propio del mayor tesoro. Así son los 231 barcos a motor, vela y catamaranes que brillan en la exposición flotante del Port Vell. Y es que Fira de Barcelona saca por sexto año consecutivo los grandes ejemplares de la exposición al puerto y los exhibe en su hábitat natural.150 embarcaciones son yates a motor (amarradas en el muelle Espanya) con una eslora media de 20 metros; 75 son catamaranes y yates a vela (muelle La Fusta), con un promedio menor en cuanto a longitud, 17 metros; y los seis barcos restantes toman parte de la regata que tiene lugar en Port Vell.En este área del Salón Náutico, brilla un año más el Mangusta 130 (en la imagen inferior), de 39,5 metros de eslora y orgullo de la firma francesa Rodríguez Group. De 35 metros y procedente del astillero galo Couach, también ha llegado a Barcelona el 3300 Fly, en su primer acto público.Entre los veleros, la organización del Salón destaca el Oyster 72 (22,77 metros), del astillero británico Oyster Marine, y el Southern Wind 72 (en la imagen superior) que llega desde el astillero sudafricano Southern Wind. Los ejemplares españoles de vela llegan encabezados por el Northwind 68, fabricado por el astillero barcelonés Nortwind Yachts con aires renovados tanto en el interior como en la cubierta.