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Rafael Cámara

'Queremos colaborar en los procesos legislativos'

Este bilbaíno de 41 años acaba de tomar posesión de su cargo como presidente de la principal corporación del sector de la auditoría. Cámara tiene el firme propósito de lograr 'un cambio de perfil' en su profesión, con el objetivo de que los auditores se hagan oír.

Rafael Cámara, socio de Deloitte, abogado y economista por la Universidad de Deusto, ex diputado del PP y bilbaíno, es desde el viernes el nuevo presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE). Y lo será durante los próximos cuatro años cuando, según los acuerdos alcanzados para presentar una candidatura única, será el vicepresidente, Mario Alonso, socio director de Auren, quien se encargará de dirigir a un colectivo que cuenta en la actualidad con más de 5.000 miembros y 575 firmas de auditoría, entre ellas las llamadas cuatro grandes (Deloitte, Ernst & Young, PricewaterhouseCoopers y KPMG).

Ha tomado posesión de su nuevo cargo en el XV Congreso celebrado en su ciudad natal. ¿Cuáles son sus primeras impresiones como presidente de la principal corporación del sector? ¿Qué retos tiene por delante la profesión?

Sí, he tomado posesión del cargo de presidente en mi ciudad y en el Palacio Euskalduna (el palacio de congresos de Bilbao). Parece que estaba preparado, pero no. Es un honor tomar el relevo del presidente de los últimos ocho años, José María Gassó, con una profesión muy fortalecida.

¢La auditoría es una profesión en alza a pesar de lo que hemos vivido en los últimos tiempos¢

'Durante mucho tiempo, la legislación ha estado basada en la desconfianza sobre el auditor'

'El planteamiento de supervisión del ICAC está basado en una relación desfasada'

La auditoría es en estos momentos una profesión en alza en la que, a pesar de lo que hemos vivido en los últimos años, se confía cada vez más. Hemos crecido un 17% en el número de informes de auditoría en el último año y un 10% de facturación en términos generales. Eso significa que somos una pieza inequívoca en la cadena de generación de confianza de la información financiera. Estamos venciendo algunos de los obstáculos que durante los últimos años nos han afectado.

Pero hasta hace no mucho se quejaban de lo contrario, de que la sociedad no reconocía su trabajo, que se había visto afectado por los escándalos financieros y contables.

Pero al final a los auditores se nos ha reconocido nuestra valía profesional y no hay un proceso de carácter empresarial importante que no cuente con la colaboración de un auditor, dando servicio o dando opinión. También es importante que las autoridades hayan entendido que no aportaba ningún valor sobrerreaccionar ante las situaciones de alarma social o ante los escándalos contables.

¿La responsabilidad del auditor y los intentos de limitarla es uno de los aspectos que más les preocupan?

Sí, y las conclusiones de la CE a través del contenido de la octava directiva están siendo inequívocas. Es un tema que se hace inviable en España. Somos el único país de la UE con una responsabilidad ilimitada del auditor. Pero, tras las conclusiones de la directiva europea, es un asunto que inexorablemente tiene que cambiar. Debemos perseguir que la modificación legislativa que nos ha prometido el Parlamento -que aprobó una propuesta de CiU para limitar la responsabilidad de estos profesionales- se lleve a efecto.

Pero también hay otras cuestiones que nos preocupan. Por ejemplo, tenemos que profundizar en nuestro cambio de actitud para modificar el modelo de relación que tenemos con las instituciones, con las administraciones, con los legisladores, con los reguladores...

¿Qué es lo que quieren cambiar en esa relación con la Administración?

Durante mucho tiempo, la producción legislativa ha estado basada en la desconfianza sobre el rol del auditor. Pero es la cooperación y la colaboración la que mejores frutos da para tener un entorno legislativo estable, confiable y que elimine las incertidumbres que todavía existen. Las legislaciones eran demasiado punitivas y eso también tiene que ver con el modelo de supervisión que hay en España.

¿Proponen entonces que cambie el papel del supervisor?

Es que es un modelo de supervisión enfocado fundamentalmente a la función sancionadora y no tanto a la mejora de la calidad de los informes de auditoría. Y el interés real debe estar precisamente en mejorar las prácticas de los profesionales y no en sancionar únicamente.

¿Qué le piden entonces al ICAC?

Otros supervisores, por ejemplo la CNMV que ha dado ejemplo de ello en el Código Unificado, ha entendido que nuestro modelo de relación con el regulador debe ser de franca colaboración. El interés público hace que éste sea el modelo de relación idóneo entre los reguladores y los auditores. Este es el modelo que debe perseguir el ICAC. Ahora mismo es una relación basada en un planteamiento claramente desfasado.

'Somos aún muy vulnerables profesionalmente'

'Hemos estado abandonados por las instituciones. No éramos consultados, no contábamos en los procesos de elaboración de normas, no se nos atribuía interlocución suficiente por la división de las corporaciones, y los resultados son los conocidos y, en consecuencia, seguimos soportando sus efectos: legislación errática, dotada de notables incertidumbres jurídicas y que hace que nuestra vulnerabilidad profesional siga siendo hoy altísima'. Con estas palabras, el nuevo presidente de los censores de cuentas, Rafael Cámara, se quejaba en su primer discurso al frente de la institución de la situación que les ha tocado vivir y que se propone firmemente cambiar. Al presidente del ICAC, José Ramón González, le recordó que existen reformas 'urgentes, como la de la responsabilidad, que no pueden esperar hasta agotar el plazo de transposición de la octava directiva europea'. Rafael Cámara también tiene opinión respecto al tradicional intento de unificar las tres corporaciones de auditores que aún existen (censores jurados de cuentas, economistas y titulados mercantiles). El presidente opina que durante años esta situación de división ha servido a las autoridades 'de magnífica excusa para no resolver nuestras múltiples necesidades profesionales'. Y a pesar de que se muestra partidario de la unificación, Cámara opina que los esfuerzos realizados desde la corporación que dirige han sido enormes 'y el desgaste extraordinario', por lo que en este punto su deber ya está cumplido por la vía del hecho, ya que en el ICJCE se encuentra ya la mayoría de la profesión.

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