El superávit presupuestario llega a 12.000 millones hasta septiembre
La recaudación tributaria de 2006 sigue viento en popa, haciendo posible que el Estado central haya alcanzado de enero a septiembre un superávit fiscal de 11.808 millones de euros, un 43% superior al cosechado los primeros nueves meses de 2005. Hasta septiembre, los ingresos no financieros del Estado han aumentado un 9,3% (por encima del PIB nominal), impulsados por la fortaleza de la recaudación por impuestos, que lo han hecho al 11%, según los datos hechos públicos ayer por el secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña. Casi todos los impuestos reflejan un gran dinamismo. Los ingresos por IRPF crecen al 13,8% (sobre todo las retenciones a asalariados); los del impuesto de sociedades, al 18% (por los mayores beneficios empresariales); y el IVA, lo hace al 8,2%, muestra del dinamismo del consumo.
Tan sólo registran un bajo crecimiento los impuestos especiales afectados por la evolución de los que gravan los hidrocarburos y el tabaco. En este último, Ocaña reconoció ayer una desaceleración de la recaudación (sólo aumenta un 2,1% en doce mes). El consumo de tabaco, incluso, ha caído en el mes, un 3%. Hacienda considera que la evolución del consumo aún es errática tras la ley del tabaco y la subida de impuestos, por lo que esperará un tiempo antes de decidir subidas adicionales en su gravamen.
Con el colchón de ingresos obtenido hasta septiembre, Ocaña confió ayer en que las administraciones públicas (Estado, comunidades y municipios) cierren este año con un superávit de, al menos el 1,1% del PIB (como en 2005).
Un nuevo plan Prever
Por otro lado, Ocaña reconoció ayer que el Gobierno está estudiando medidas alternativas al Plan Prever de renovación de la flota automovilística. Las ayudas fiscales incluidas en este plan finalizan el 31 de diciembre, sin que, por el momento, el Ejecutivo se haya decidido por renovarlo o modificarlo.
El presidente de la patronal Faconauto, Antonio Romero-Haupold, vaticinó 'fuertes caídas' del mercado sin un plan que incentive las compras de vehículos nuevos y seminuevos y el achatarramiento de los viejos.