El consenso se abre paso en el Estatuto andaluz
Sólo el término 'realidad nacional' separa a PSOE y PP, mientras el PA se descuelga del pacto
El nuevo Estatuto de Andalucía puede ser aprobado mañana en el Congreso con el consenso de PSOE, PP e IU y la oposición del Partido Andalucista (PA) si fructifican las negociaciones sobre la única objeción que mantienen viva los populares: el término 'realidad nacional' incluido en el Preámbulo del texto como alusión indirecta. La reforma, respaldada en más de un 90% de sus contenidos por los tres partidos, ha logrado ya en la Comisión Constitucional del Congreso, que presiden Alfonso Guerra, el respaldo que no consiguió en el Parlamento andaluz, donde fue aprobado con los votos de PSOE e IU y la oposición de PP y PA.
Además del espinoso Preámbulo, sólo resta por votar ya la disposición que hace referencia a la deuda histórica y el artículo primero, que define a Andalucía como una 'nacionalidad histórica', la misma definición del Estatuto vigente y que cuenta con el beneplácito de todos. Ninguna fuerza política, salvo el PA, duda de que se alcanzará un acuerdo sobre la deuda histórica, sólo pendiente de que los socialistas encuentren la fórmula de fijar unos plazos de cobro que satisfagan a todos, especialmente a IU, que ha hecho bandera del asunto.
Los socialistas se niegan en redondo a eliminar la alusión a 'realidad nacional', incluida en su día en un intento inútil por atraerse el voto de los andalucistas, mientras que el PP insiste en que no habrá acuerdo global si se mantiene esta expresión que choca, a su juicio, con el principio constitucional de la unidad de la nación española. ¿Encontrarán los socialistas una redacción que convenza al PP? Sólo en este caso habrá un Estatuto andaluz apoyado por socialistas y populares, además de IU, como el de Valencia o el de Baleares.
Dudas constitucionales
En las dos jornadas de votaciones de la pasada semana, cuando el PP votó junto a PSOE e IU la mayoría de los apartados al entender que las enmiendas aceptadas eliminaban las dudas constitucionales de la reforma, ya se apuntó la disposición al pacto final de este partido y los votos en contra del PA. Esta última formación ha matizado sus exigencias de consagrar la definición de nación de Andalucía, pero exige unas inversiones millonarias de 60.000 millones de euros en diez años para mantener, según su criterio, el mismo nivel que el Estatuto catalán.
PSOE y sobre todo IU insisten en que este grado de acuerdo con el PP en el Congreso se ha logrado sin rebajar los contenidos de la reforma salida del Parlamento andaluz, una visión que no comparten los populares. Entienden que sus enmiendas han eliminado aspectos inconstitucionales como el derecho de los padres a elegir una educación religiosa para sus hijos.
Sin embargo, IU y también CiU acusan al partido de Mariano Rajoy de aceptar ahora la 'columna vertebral' de la reforma y de aprobar en el caso de Andalucía lo que han rechazado y recurrido en el Estatuto catalán. Con mínimas objeciones, el PP ha aceptado ya con algunas voces críticas dentro de la formación el artículo sobre la muerta digna, la educación laica, el capítulo de los derechos sociales, las máximas competencias, la financiación según el criterio de población y títulos como el de Economía, Empleo y Hacienda y Medio Ambiente.
De esta forma, según señalan distintas fuerzas políticas, cobra fuerza la teoría de las fuertes tensiones internas del Partido Popular, dividido entre la corriente centrista partidaria de las reformas territoriales y los que como Eduardo Zaplana o Ángel Acebes ven en los nuevos Estatutos una forma de alentar el nacionalismo e incluso el proceso de paz con ETA. Javier Arenas, el líder andaluz del PP, se ha colocado entre los primeros para promocionar en Andalucía una imagen de moderación que pueda darle alas electorales frente al PSOE. Arenas valoraría así, con este esfuerzo por sumarse al Estatuto, el peligroso coste electoral que tendría para su partido decir no a una reforma andaluza de máximos de la misma forma que se opusieron hace 25 años a la autonomía plena de Andalucía.
La pugna entre las dos bandos del PP quedó al descubierto hace pocos días, cuando el portavoz Eduardo Zaplana descartó la posibilidad de un acuerdo sobre el Estatuto andaluz en plenas negociaciones sobre la reforma y cuando el equipo de Javier Arenas se esforzaba por acercar posturas y mostrar su optimismo ante los avances alcanzados en el diálogo.