La banca española es la tercera del mundo que sufre más ataques por internet
España es el tercer país del mundo que más estafas bancarias sufre a través de correos electrónicos fraudulentos, los denominados ataques pishing, de forma que el 5% del total de este tipo de actuaciones se producen sobre entidades financieras españolas. Según los datos del informe mensual sobre fraude por internet del Centro de Mando Antifraude de RSA, España es el país más afectado de toda Europa, seguido de Alemania, que suma el 3% de los ataques, e Italia, Irlanda y Francia, dónde se produce el 1% de este tipo de actuaciones. Estados Unidos sigue centrando la atención de este tipo de estafadores, que efectúan el 76% del total de ataques en este país. Mientras que en el conjunto de Europa estos ataques representan el 20% de todos los que se llevan a cabo.
Además, este tipo de estafas aumentaron en todo el mundo un 48% en septiembre respecto a las cifras de mayo de este mismo año, y los expertos de RSA prevén que esta cifra 'siga aumentando hasta el final de año'. Mientras que el volumen de ataques aumentó, el número de entidades objeto de estos ataques se ha visto disminuido y estabilizado en los dos últimos meses, lo que indica que 'los defraudadores están contentos con sus ganancias actuales'. En este sentido, los expertos de la institución afirmaron que es 'probable que, en cuanto las 'instituciones financieras ejecuten nuevas medidas antipishing y corrijan la vulnerabilidad de sus sistemas, el número de entidades atacadas vuelva a aumentar'.
Del conjunto de bancos españoles, seis marcas han sido las víctimas de estas prácticas. Una de ellas, además, figura entre las 10 entidades del mundo más atacadas a lo largo de este mes.
La proporción de invasiones de phising realizados en Estados Unidos ha crecido un 63%, el nivel más alto desde principios del presente ejercicio. Casi el 50% de las marcas estadounidenses objeto de phising fueron cooperativas de crédito. El estudio señala que los esfuerzos de los proveedores de internet de EE UU para evitar estos ataques son reducidos por miedo a las repercusiones legales, lo que lleva a concluir a los expertos que este problema persistirá mientras no se cambien las normativas.