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Juego

Recreativos Franco entra en el negocio inmobiliario

Recreativos Franco quiere aprovechar el tirón inmobiliario y convertirse en promotor y rentista. El grupo, que ha trasladado su producción a Arganda del Rey, demolerá el edificio que tiene en el centro de Madrid donde se ubica la sede y antigua fábrica para construir un inmueble de oficinas para alquilar con 40.000 metros cuadrados de superficie y una inversión de 100 millones. La sede social se trasladará antes de fin de año a otro edificio recién adquirido.

Justo después de vender su participación en Codere a la familia Martínez Sampedro, los hermanos Franco se preparan para cambiar de sede y abandonar el edificio que durante décadas ha acogido no sólo las actividades comerciales y administrativas del grupo, sino también el centro de diseño y la planta de producción de las máquinas tragaperras.

Recreativos Franco cambiará de sede social antes de que finalice el año y se instalará en un nuevo inmueble de 5.000 metros cuadrados que han adquirido en la calle Cronos de Madrid (cerca de la actual sede) por un importe superior a los 12 millones de euros.

El antiguo inmueble, que ocupa unos 15.000 metros cuadrados de suelo, ya ha empezado a ser demolido, aunque aún conserva intacta la fachada y su apariencia externa. Según fuentes de la empresa, ya se ha destruido algo menos de la mitad del inmueble, el equivalente a unos 7.000 metros cuadrados de suelo, aproximadamente. Es justo la parte que corresponde a las antiguas instalaciones fabriles.

Por tanto, quedan aún unos 8.000 metros cuadrados de base (sin contar la superficie en altura) que es donde están instaladas las oficinas, el departamento de investigación y desarrollo del grupo, y toda la producción de prototipos.

Una vez que se haya echado abajo el edificio, se acometerá la construcción de un nuevo inmueble que estará dedicado al alquiler de oficinas. Según el director general del grupo, Javier Carro, el resultado será una moderna edificación que contará con unos 40.000 metros cuadrados de superficie repartidos en cuatro alturas, que es el máximo que permite la ley para esta zona de Madrid.

Recreativos Franco actuará como promotor del proyecto y se convertirá en arrendador, ya que su intención no es vender el inmueble, sino explotarlo directamente en régimen de alquiler. Para ello es posible que se constituya una sociedad específica.

'El objetivo es patrimonializar esos activos y obtener unas rentas regulares con el inmueble. La idea es crear un pequeño parque empresarial', comenta Javier Carro.

Aunque ya se ha iniciado la demolición de la sede actual, se trata de un proyecto a dos años, horizonte fijado por los responsables de la compañía para que esté finalizada la construcción del nuevo inmueble en el que se quedarán como rentistas.

La inversión estimada para todo este proyecto ronda los 100 millones de euros, aunque aún quedan por ajustar diversos puntos del presupuesto total, según han comentado fuentes de la compañía.

Cadena de producción

El grueso de la cadena de producción de Recreativos Franco se trasladó a la localidad madrileña de Arganda del Rey hace tres años y lo que aún queda en el inmueble del centro de Madrid es la fabricación de prototipos. Esta pequeña planta de producción también se instalará en el edificio que el grupo espera estrenar en los próximos meses una vez que concluya el traslado.

El grupo de juego ya contaba desde hacía tiempo con el complejo de Arganda del Rey, aunque al principio estas dependencias sólo se dedicaban a la fabricación de muebles en los que luego se encastran las máquinas recreativas. Ahora estas instalaciones albergan toda la cadena de montaje de la compañía madrileña.

El pricicipal cliente

Aunque los hermanos Franco hayan abandonado la sociedad conjunta que tenían con los Martínez Sampedro desde hacía 25 años, las relaciones entre ellos son 'muy buenas', según fuentes del grupo. De hecho Codere es el principal cliente de Recreativos Franco.

La actividad se concentra en las tragaperras

A pesar de entrar en el negocio inmobiliario como promotor de oficinas, los hermanos Franco han decidido concentrar su negocio en las actividades originarias del grupo, es decir, en el desarrollo y fabricación de máquinas B y C. Las primeras son las tragaperras que se explotan en los bares, con premios programados y que devuelven el 75% del dinero que se juega. Las máquinas de clase C son las que dan premios aleatorios y se instalan en los casinos.Esta decisión se toma después de que los Franco vendieran el pasado mes de marzo el 41% que tenían de Codere a sus socios tradicionales, la familia Martínez Sampedro. Codere se dedica a la explotación de bingos, casinos, hipódromos y otro tipo de negocios relacionados con el juego tanto en España como en el extranjero. Cuenta, además, con fuertes planes de expansión internacional. Por su parte, Recreativos Franco se quiere centrar de nuevo en la fabricación de máquinas, y sigue siendo el principal suministrador de Codere.Este grupo de juego, que ha intentado salir a Bolsa dos veces, es una compañía con un perfil más financiero, mientras que Recreativos Franco tiene una proyección industrial con una larga tradición en el mercado. Actualmente, Codere está controlada en un 80% por la familia Martínez Sampedro; el resto está en manos de inversores institucionales.

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