Pulso inacabado en Metrovacesa

Desolador panorama tras la batalla. La lucha por Metrovacesa se salda por ahora con una victoria, no definitiva, del tándem Joaquín Rivero-Bautista Soler. Su opa y la de la familia Sanahuja concluyeron ayer y la correlación de fuerzas resultante es similar a la que existía antes de la guerra de ofertas, lo que constata el fracaso de la familia catalana en su intento por hacerse con el control de la sociedad. El escenario que se abre ahora para la compañía no invita al optimismo. El enfrentamiento previo de Sanahuja y el tándem Rivero-Soler se ha enconado aun más a lo largo de la pugna de ambas ofertas, con lo cual es posible que unos y otros se preocupen más de debilitar al contrario que de contribuir a gestionar la empresa. De momento, Cresa, que ha emitido un mensaje conciliador hacia el resto de socios, sigue siendo el primer accionista del grupo y la convivencia no será fácil si los gestores no cuentan con la empresa catalana.

Dentro de seis meses los dos grupos en liza podrán volver a adquirir acciones en el mercado con el límite del 6% anual. La familia catalana ha demostrado disponer de mayor capacidad financiera que su rival tras realizar una segunda opa, luego rechazada por la CNMV, a 90 euros por título, frente a los 80 que ofrecían Rivero y Soler. Por tanto, una vez superado ese periodo de lock up, Sanahuja dispondrá de financiación para abordar la compra de acciones. Es más, tras el fracaso de su estrategia en esta batalla y si, como dicen los analistas, el precio de la acción cae al entorno de los 60 euros, la opción de una opa sobre el 100% del capital puede ponerse encima de la mesa. Con este escenario, los pequeños accionistas deben moverse con precaución. Los enfrentamientos societarios pueden bloquear la sociedad y propiciar esa anunciada caída de la acción, un descenso que además facilitaría ulteriores intentos de tomar el control por una u otra parte.