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José Antonio Zorrilla

'Los chinos ven a EE UU como único poder serio'

Ex cónsul español en Shanghai, acaba de publicar el libro China, la primavera que llega. Vino a Madrid ayer, a inaugurar el curso de experto en estudios asiáticos de la Universidad Juan Carlos I.

El día que China despierte, temblará la humanidad'. Lo dijo hace más de 200 años un estratega: Napoleón Bonaparte. Y parece que no se equivocó, según el libro del diplomático de carrera José Antonio Zorrilla, quien ha desempeñado cargos en Finlandia, Polonia, Túnez, Honduras, Canadá e Italia. Hasta recalar en 2001 en China, un país que le deslumbró.

¿Se imagina la revolución vivida por China en otro país?

Definitivamente, no. China es un modelo inédito porque es gobernada por un partido que no quiere renunciar al monopolio del poder, pero que al mismo tiempo está dispuesto a que el sistema económico sea abiertamente capitalista. Es algo sobre lo que no hay antecedentes en la historia de la humanidad. China quiere mantener estas dos cosas. Veremos en qué termina.

¿Coincide con el profesor Ge Jianxiong en que las reformas económicas realizadas por China terminarán por erosionar la base social del sistema?

El cuadro teórico es claro. Creas un sistema político a través del cual llevas el desarrollo económico a amplias capas de la población, la población genera intereses económicos y las nuevas clases medias van pidiendo que sus intereses sean tenidos en cuenta; que los dejes participar en la toma de decisiones. Para hacer eso, hay que abrir el sistema político, es imperativo que tengan libertad para hablar y opinar. Pero esa es la parte teórica. Lo que pase de aquí a 20 años en una sociedad basada en valores confucianos, en la lealtad al emperador y en la lealtad a las personas mayores, es algo que no sabe nadie.

¿Cuáles son las cuentas pendientes de China hoy?

Todas. Que el país tenga una renta per cápita de 15.000 dólares razonablemente repartida, que tenga seguridad social, un sistema democrático, transparencia en la toma de decisiones, y libertad de asociación y de prensa. Son todas cosas que probablemente no las verán mis hijos. Es un proceso muy dilatado en el tiempo.

¿Cómo ve la relación de China con Europa?

Nos miran con mucha simpatía, pero son unos esnobs que sólo quieren hablar con los norteamericanos; su interlocutor son los norteamericanos. Consideran que EE UU es el único poder serio que hay en el mundo.

¿Qué tendría que hacer Europa, entonces, para acercarse a China?

Tener una política exterior común e irse olvidando poco a poco de los Estado-Nación. Pero parece ser que esto, la evidencia, es visto como la revolución bolchevique, cuando simplemente se trata de tener una política exterior común. Que no haya más de tres o cuatro controladores de vuelo en todo el continente, por ejemplo. Pero no hay manera: los Estados se resisten a eso. Para que Europa se constituya en una entidad política creíble tenemos que tender inexorablemente a la erosión del Estado-Nación clásico.

¿O sea que si se avanzara en este terreno, se avanzaría también en las relaciones con China?

Sin duda alguna. Porque la relación de China funciona con Estados Unidos porque tiene un parlamento, un ejército y un centro de poder. Nosotros somos, en cambio, una confederación relajada, ni siquiera unida. Si nosotros fuéramos un único poder, los chinos estarían encantados'.

'Los cuadros comunistas hacen MBA'

José Antonio Zorrilla lo dice y lo repite: nadie sabe cómo será el futuro del gigante asiático. Pero opina que el Partido Comunista de China 'es muy raro. En la escuela de cuadros del partido, en vez de estudiar marxismo-leninismo, los mandan a hacer MBA a las universidades occidentales. Pero eso no quiere decir que al volver al país quieran hacer elecciones cada cuatro años'. Zorrilla ilustra la idea con un ejemplo: 'el alcalde de Shanghai hoy, fue gerente de una empresa y consejero delegado de otra. Van al perfil del buen administrador. En realidad, es el modelo del Estado funcionarial, que han tenido toda la vida con mandarines', señala.Sobre el futuro político del país, Zorrilla dice que no encuentra alternativas al gobierno del PC. 'No me imagino a China con elecciones cada cuatro años y con 20 partidos políticos. Pero quizás sea una limitación de mi tiempo. Estaría encantado de que fuera así, pero por el momento no me parece factible', afirma.Por lo pronto, un viaje entre la China rural y la parte urbana resulta en grandes contrastes. 'En Shanghai hay gente pobre. Lo que ha desparecido es la expresión más visible de la desigualdad en algunos barrios de la ciudad, pero si uno va de una zona rural a una ciudad muy desarrollada y rica, es lo mismo que pasar del Tercer Mundo a la Quinta Avenida de Nueva York', asegura.

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