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Los negocios en París viajan en mototaxi

El denso tráfico de la capital francesa decide a muchos ejecutivos a optar por esta alternativa

La estresada capital francesa amanece y se acuesta bajo el rumor de los cientos de coches que cada día la atraviesan. Un recorrido desde el popular arrondisement XX, al este de la ciudad, hasta el distinguido distrito XVI, en el lado opuesto de París, puede suponer más de hora y media de trayecto y la ruina si se opta por hacerlo en taxi.

Los inevitables atascos -cada vez más frecuentes, en parte debidos a la creciente población que acude cada día a trabajar a los barrios céntricos de París- han empujado hacia un nuevo modelo de negocio que hace las delicias de los ejecutivos, para quienes un solo minuto cuenta muchos en sus explosivas agendas diarias. 'Es una buena solución, ¿verdad? Yo he pasado de llegar siempre media hora tarde a ser prácticamente puntual en mis citas', comenta a esta periodista su entrevistado en un lugar a las afueras de París donde nos hemos dado cita y al que ambos hemos llegado en mototaxi.

Cada vez más hombres y mujeres de negocios recurren a esta alternativa, sobre todo cuando llega la hora de desplazarse desde el centro de la capital hasta el aeropuerto de Roissy Charles-de-Gaulle. La carrera en un taxi tradicional puede oscilar entre 40 minutos y dos horas y una factura que puede superar fácilmente 100 euros.

City-Bird, la segunda empresa que abrió en 2003 el mercado de taxis de dos ruedas, garantiza este trayecto en 35 minutos por un coste de 60 euros desde las 7.00 horas hasta las 21.00 horas. Sus motos han sido adaptadas para aguantar hasta 12 kilos de peso en el portaequipajes, el equivalente de una pequeña maleta de mano, habitual en los viajes de negocios, y un ordenador portátil. Para una carrera en ciudad, el precio alcanza 25 euros, fácilmente superables por un taxi tradicional en un día laborable.

'Nuestros clientes son sobre todo ejecutivos y profesionales de trabajos liberales, incluso a veces particulares que quieren dar una vuelta por la ciudad', explican desde City-Bird.

Un casco con micrófono para comunicarse con el conductor y un chubasquero en caso de lluvia -lo que en París resulta un eufemismo- forman el kit mototaxi para el usuario. Los conductores han recibido la consigna de no correr, ya que de todas formas parten con ventaja respecto a un coche y, una vez en la moto, se ofrecen con amabilidad a reducir la velocidad si el cliente no se siente a gusto.

El negocio va viento en popa. Con su eslogan, Llegar a tiempo, City-Bird alcanzó en el ejercicio 2005 una cifra de negocio de 800.000 euros, muy por encima de los 75.000 euros de su primer año de actividad.

En la actualidad, 'las empresas de mototaxi crecen como champiñones', explica de forma gráfica un responsable de esta empresa. En 2003 compartían mercado con la empresa Moto-Jet, que apostó por las grandes y lujosas GoldWing para ofrecer un servicio dedicado casi en exclusiva a personajes vip.

City-Bird optó por los maxi scooters con el afán de democratizar este servicio. Hoy, hasta 15 empresas serpentean las calles de París mediante reserva, aunque está previsto que en el futuro pueda gritarse '¡taxi!' a una moto en las calles de la capital francesa.

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