Morosidad y paro, a raya
El Banco Central Europeo (BCE) elevó los tipos de interés a principios del mes de agosto al 3%, un nivel que no se conocía desde noviembre de 2002 y que supone el cuarto incremento del precio del dinero en la zona euro desde el pasado mes de diciembre. El propio presidente del organismo, Jean-Claude Trichet, ha sugerido que los tipos de interés aún van a seguir subiendo este año, a medida que mejoran las perspectivas de crecimiento para la economía europea y a la vista del sostenido aumento del precio del petróleo. No en vano, las presiones inflacionistas son inquietud prioritaria en el BCE, que tiene como objetivo procurar que el IPC de la zona euro crezca menos del 2%, lejos del 2,4% del aumento registrado en el pasado mes de julio. Y cuanto más barato esté el dinero, más margen de gasto para las consumidores y mayor peligro de repunte de los precios.
El actual entorno de tipos alcista, después de más de dos años de disfrutar de un precio del dinero en mínimos históricos del 2%, ha desempolvado viejos temores, como un aumento de las cuotas hipotecarias a niveles insoportables y el consiguiente incremento de la morosidad. ¿Qué pasaría por tanto si los tipos de interés se colocan en niveles del 5%? David Cano, economista de Analistas Financieros Internacionales, reconoce que un precio del dinero al 5% 'no es exagerado', aunque no prevé que el actual ciclo alcista lleve los tipos de interés mucho más allá del 4%. 'En el momento actual, es muy útil volver la vista atrás, pero es un ejercicio erróneo pensar que España pueda volver a una situación similar a la de hace dos décadas'. A finales de los años 80, el tipo de interés de las hipotecas superaba el 15%, con plazos de amortización de apenas 12 años. 'La situación no es comparable, ahora hay que tomar la referencia del euro y no de los tiempos de la peseta', añade Cano.
En este sentido, Javier Gamarra, director del área hipotecaria de Barclays, señala que la disciplina económica que impone la pertenencia al euro descarta por sí sola movimientos bruscos en el precio del dinero, si bien advierte que, en su opinión, 'no hay razón para no pensar que los tipos no puedan alcanzar el 7% en los próximos 15 años, el petróleo cada vez será más caro y se hará necesario contener el ascenso de los precios'. Aviso para navegantes en el difícil mercado hipotecario.
En un plazo más inmediato, el mercado contempla que el BCE anuncie dos alzas de tipos en lo que queda de año, hasta cerrar 2006 en el 3,5%, y acometa quizá un nuevo ascenso de otros 25 puntos básicos el año próximo, hasta el 3,75%. En este contexto, la inquietud surge por la magnitud del incremento en el precio del dinero, que sería de un máximo de 0,75 puntos en año y medio, y por el efecto que ello supondría en la economía de las familias con una hipoteca sobre sus espaldas. Sin embargo, las entidades financieras descartan que vaya a producirse un repunte de la morosidad, que se asienta actualmente en un cómodo entorno de mínimos históricos, y cuenta además con el poderoso colchón de provisiones para insolvencias del que dispone la banca española. Así, 'la morosidad no es una cuestión que preocupe. Antes que dejar de pagar la hipoteca, el cliente dejará de dedicar dinero a muchas otras cosas, lo que prima es el pago de la vivienda', señala Ramón Gras, director de Productos y Procesos de Banca de Particulares de Banco Sabadell. En opinión de David Cano, 'la subida de tipos está siendo absorbida relativamente bien por la economía española. La expectativa de que se siga creando empleo no ha cambiado'. La tasa de paro descendió en el segundo trimestre al 8,53%, desde el 9% del trimestre anterior, según los últimos datos publicados por el INE, sin que el desempleo represente hoy por hoy una amenaza para el pago de las hipotecas.
Alejado el fantasma de la morosidad, el mercado tampoco contempla un brusco ajuste del sector inmobiliario, que hunda los precios de la vivienda y deteriore así el valor de los bienes hipotecados. El Servicio de Estudios de BBVA contempla que, tras el récord de 2005, la producción se acomodará a una demanda más moderada. En 2006 aún se visarán 775.000 nuevas viviendas, que se reducirán a 560.000 en 2009.