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Los sueldos de los inmigrantes desplazan a los estadounidenses

Los economistas debaten el impacto de la inmigración en EE UU sobre los salarios más bajos

El mayo pasado, cuando el presidente de EE UU, George W. Bush, habló a la nación sobre su plan de reforma de inmigración, declaró que otorgar visas temporales a los inmigrantes les daría la oportunidad de tomar 'empleos que los estadounidenses no aceptan'. Un creciente número de economistas no cree que los estadounidenses no estén dispuestos a aceptar empleos modestos; son los salarios y no el trabajo en sí lo que los mantiene al margen.

Los estudios de esos economistas muestran que muchos estadounidenses quieren los empleos que toman los inmigrantes, sólo que no pueden aceptarlos por la menguante paga y prestaciones. Dicen que los inmigrantes han contribuido a reducir la retribución en trabajos como costurera, jardinero y ayudante en restaurantes.

'La idea de que se necesitan personas para cubrir los empleos que no aceptamos es una locura', dice George Borjas, economista de la Universidad de Harvard, que ha escrito incontables textos sobre la migración y los salarios. Manifiesta que, conforme los inmigrantes entran a una ocupación, 'los salarios bajan'.

Philip Harvey, profesor de Derecho y Economía de la Rutgers University en New Brunswick, Nueva Jersey, señala que los salarios de los trabajadores peor pagados en todas las ocupaciones crecieron un 7,4% entre 2001 y 2005, mientras que la paga del resto de los empleos subió un 11,4% en el mismo periodo. El estudio de Harvey utiliza datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. La disparidad ha sido mayor en las últimas décadas. El 10% de los que menos ganan son el único grupo que ha experimentado una baja real en los salarios, del 2,4% desde 1979, según el Economic Policy Institute, un grupo de Washington con vínculos con organizaciones de trabajadores.

Funcionarios del Gobierno, que están promoviendo un plan para establecer un programa de trabajo para inmigrantes y una vía hacia la consecución de la ciudadanía para los extranjeros indocumentados, dicen que los recién llegados no compiten con los estadounidenses que buscan un empleo. 'Tenemos empleos que están disponibles, que es necesario cubrir y que los ciudadanos estadounidenses no están dispuestos a aceptar', asegura el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez.

Algunos economistas subrayan que no es justo atribuir a los flujos migratorios los cambios de salarios. La transición hacia una economía de información posindustrial y el creciente efecto de la globalización podrían ser factores más críticos. 'La inmigración tiene relativamente poca relación con la situación del mercado laboral en EE UU', dice Bradford DeLong, profesor de Economía de la Universidad de California. 'La globalización tiene mucho más que ver', puntualiza.

En EE UU los inmigrantes representan un mayor segmento de la fuerza laboral que en algunos países europeos. Los trabajadores extranjeros abarcaban el 14,7% de la fuerza laboral de EE UU en 2005. En el Reino Unido y Alemania las cifras fueron del 9,6% y el 12,2% en 2004, el último año para el que hay cifras disponibles, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

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