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El Puente Colgante de Vizcaya, Patrimonio de la Humanidad

La Unesco protege por primera vez en España una construcción de carácter industrial

El Puente Colgante de Portugalete (Vizcaya) ha conseguido el crédito suficiente a nivel internacional para convertir en realidad las estrofas de una canción popular que los vizcaínos suelen interpretar en las noches de ronda, o en las largas veladas después de una copiosa cena en una sociedad gastronómica. El Puente de Portugalete, un transbordador que une aguas abajo y cerca de su desembocadura las dos orillas de la ría del Nervión, más conocida como la ría de Bilbao, será oficialmente 'el más elegante' y también 'el mejor Puente Colgante'.

Esta construcción, ideada por el arquitecto Alberto Palacio -discípulo de Gustave Eiffel y arquitecto de la estación madrileña de Atocha y de los palacios de Velázquez y de Cristales del Retiro- y realizada por Ferdinand Armodin a finales del siglo XIX, ha entrado en el catálogo de la Unesco. El Puente Colgante de Vizcaya, una denominación que sólo ha calado a nivel institucional porque le siguen llamando el Puente Colgante, así sin localismos, fue ayer declarado, en una reunión de la organización mundial como Patrimonio de la Humanidad. La distinción le supone convertirse en el primer monumento en España de carácter industrial y, a la vez, en el único del País Vasco.

Los argumentos para conseguir tan alta distinción han sido sólidos. El transbordador, que conserva gran parte de su estructura original, sigue operativo 113 años después de que entrara en funcionamiento. Cada año cruza, de orilla a orilla de la ría de Bilbao, a seis millones de viajeros y a más de 80.000 vehículos. Su actividad no se interrumpe durante los 365 días del año, salvo cuando debe realizar las revisiones pertinentes. De todos los puentes similares que se construyeron en su época sólo tres se conservan, todos ellos en Europa, y ninguno de ellos está en la actualidad operativo.

El dictamen del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco considera que el Puente Colgante constituye una 'excepcional expresión de creatividad técnica en la que se combinan perfectamente su funcionalidad y su belleza estética'. Su candidatura ha tenido que competir con otras 38 propuestas de diferentes países y de las que sólo se han elegido 17. Esta designación convierte a España en el segundo país, tras Italia, con el mayor número de monumentos Patrimonio de la Humanidad.

Su historia, más allá de las disputas históricas y de las declaraciones de última hora de los alcaldes de Portugalete y Getxo, los dos municipios donde se sustentan los pilares de esta estructura y que se han felicitado por la distinción conseguida, es de largo recorrido. Se ideó para posibilitar el traslado de pasaje y carga, pero a la vez debía tener un coste de construcción razonable, estar garantizado contra inclemencias y eventualidades en el servicio regular y, además, no obstaculizar la navegación. Este último capítulo era uno de los más importantes dado que el tráfico marítimo en el Puerto de Bilbao se realizaba, por aquellos años, aguas arriba de la ría.

La Guerra Civil pudo suponer su desaparición. En junio de 1937 su travesaño principal se precipita a la ría tras la actuación de los ingenieros del bando republicano que pretendían dificultar el avance de las tropas del Ejército de Franco con la destrucción de las infraestructuras que permitieran cruzar la ría. En 1939 se inicia su reconstrucción con modificaciones que mejoraron su seguridad. Casi 50 años después se realizaron reformas similares. Desde se construcción a finales del XIX ha visto cómo se ha ido al agua la barquilla que transporta a pasajeros y vehículos y también cómo, en un día de niebla, un barco colisionaba con sus estructuras.

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