Para los viajeros más excéntricos
La apertura de casi todos los países al turismo internacional obliga a usar con más fuerza la imaginación si se quiere realizar una viaje diferente de las grandes rutas de los touroperadores. Pero todavía es posible acceder a la aventura, aunque sea controlada, y al misterio: el mundo sigue siendo extenso y profundo, como cuando los viajeros ingleses, curiosos y excéntricos, recorrían continentes e islas en el siglo XIX.
Existen además alternativas singulares para diferentes perfiles de turista: para el enamorado de la historia o de la naturaleza, para los aficionados a deportes o medios de transporte bastante poco usuales y para los que no renuncian a disfrutar del exotismo.
Una experiencia que está al alcance de turistas intrépidos, siempre que cuenten con varios miles de euros para destinarlos a este supersónico capricho, es el vuelo en los míticos aviones soviéticos MIG-25, MIG-29 o SU-27. El viajero, que no precisa de ningún tipo de conocimiento de aviación, va acompañado de un piloto especializado en el control de estos cazas. El trayecto sólo dura unos 30 minutos, pero en él se puede alcanzar una velocidad cercana a las 3.000 millas/hora. Una práctica única para amantes de la velocidad. El viaje que organiza Politours, que comprende ida y vuelta a Moscú y estancia de tres noches en hoteles de cuatro estrellas cuesta entre 9.500 a 12.500 euros. Para los acompañantes, el precio se reduce a 950 euros.
La ruta maorí por Nueva Zelanda ofrece la visión de cientos de especies vegetales
Pese a que cuente con urbes tan modernas y espectaculares como Auckland, Nueva Zelanda es todavía uno de los paraísos terrenales. Este país, constituido por dos islas, está bañado por el Océano Pacífico y por el Mar de Tasmania. Pero además de ofrecer extensas y blancas playas, los viajeros pueden contemplar la flora y la fauna autóctona, tan diferente al resto del mundo. Este conjunto de circunstancias hace de ese país un destino todavía dispar y más si se opta, por ejemplo, por seguir la llamada ruta maorí.
En cualquiera de las posibles opciones de trayectos por Nueva Zelanda están incluidas visitas a los lugares más atractivos de su bien conservada y diferente naturaleza. Son los casos de la reserva termal de Whakarawarewa o del parque nacional de Tongariro. Y es que en este archipiélago existen más de 1.500 especies vegetales diferentes, entre ellas helechos gigantes primitivos, así como aves, mamíferos, reptiles e insectos únicos. Los precios de este viaje varían en función de las rutas y los hoteles, pero en los organizados por Nobel Tours están en el entorno de los 2.000 euros por persona, con dos semanas de duración. Y otro de los atractivos de esta opción es la posibilidad de practicar actividades como rafting, bungy jumping o jetboating.
Con un significativo componente de originalidad cuenta la navegación en barcos de vela que rememoran las goletas turcas. Se trata de naves construidas en la actualidad pero de forma artesanal, pero que tanto por las maderas como por el diseño parecen rescatadas de la historia. Esta propuesta parte de la compañía A Bordo, especializada en navegación tradicional en el Mediterráneo. Con estas goletas de puede visitar Sicilia, el norte de Marruecos, el sur de Francia, así como las Baleares o la Costa Brava, entre otras rutas. Los viajes se organizan para que además se puede disfrutar de baños en calas, disfrutar de la cubierta y ayudar a la navegación. El precio para un fin de semana está en los 350 euros. (www.a-bordo.com).
En el verde corazón de África
No es un safari al uso. En este viaje, el objetivo es abrir los ojos a la naturaleza, paisajes y fauna, que África ofrece. Pero el interés está básicamente centrado en la observación y contemplación de la vida salvaje y libre de gorilas y chimpancés. Se trata de una propuesta de L4 Viajes, que ha organizado a África Oriental, con expediciones que están dirigidas por el antropólogo y naturista Jordi Serrallonga.El viaje incluye el paso por bosques, como el de Bigodi, poblado entre otros animales por aves tropicales. También por montañas, por la garganta de Kyambura y por el canal de Kazinga. Así, al tiempo que se siguen las costumbres de esos simios, se contempla su espléndido hábitat. Las excursiones se realizan en vehículos todo terreno y en grupos reducidos. Pero además se busca, en medio de un entorno tan lejos de la civilización, que los campamentos aporten las comodidades de un lujoso hotel.También en África, pero con el bagaje de ser cuna de antiguas culturas, Libia ofrece misterio, desiertos, ruinas arqueológicas e históricas urbes. Allí los fenicios fundaron varios siglos antes de Cristo algunas de sus míticas ciudades, que luego fueron rebautizadas por los romanos con los nombres de Trípoli, Leptis y Sabratha. Los viajes cuentan, por tanto, con la posibilidad de visitar enclaves, museos y vestigios romanos, pero también con la opción de bañarse, por ejemplo, en las playas próximas a Trípoli, la capital del país. Existen ya varias alternativas para viajar a Libia, aunque este país africano muy aislado políticamente de Occidente durante décadas, no está todavía dentro de las grandes rutas internacionales. Así, es posible ir con varias agencias por 1.000 euros en un viaje que dura siete noches y ocho días.