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Aeronáutica

El grupo EADS se plantea terminar con la bicefalia franco-alemana

El copresidente francés de EADS, Noël Forgeard, comparecerá el miércoles próximo ante la Asamblea Nacional para explicar su venta de opciones sobre acciones en el mes de marzo, tres meses antes de que el título cayera un 26% en Bolsa. La crisis abierta en la compañía pone más en duda que nunca el sistema de gestión bicéfala franco-alemán.

El combatiente copresidente de EADS, Noël Forgeard, comparecerá el próximo miércoles ante la Comisión de Finanzas y de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional. El dirigente galo, que preside el consorcio aeronáutico europeo en un frágil tándem junto al alemán Thomas Enders, deberá a explicar a partir de las 9.30 el contexto, el calendario y otras precisiones sobre su venta de opciones de acciones de EADS -junto a otros altos dirigentes de la compañía- en el mes de marzo. Tres meses después de aquella fecha, el título se hundía en la Bolsa de París, perdiendo hasta un 26% por el anuncio de nuevos retrasos de su filial Airbus en la entrega del que debe ser el avión comercial más grande del mundo, el A-380. Ambos acontecimientos han abierto una grave crisis en la compañía, que muy rápido ha superado el ámbito industrial para adentrarse en la arena política, debido a que el Estado posee el 15% del consorcio.

'Si las aclaraciones aportadas por Noël Forgeard no son convincentes, no veo cómo en estas condiciones puede mantenerse la gestión actual de la compañía', explicó el viernes el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos, el liberal Patrick Ollier. Mientras, el regulador francés sigue investigando la venta de acciones.

Forgeard, antiguo consejero de Chirac, llegó a la copresidencia de EADS en 2005 de la mano de éste. Y son ya muchas las voces que se alzan contra la gestión más política que industrial de una compañía creada con el sello 'Europa', y el eje franco-alemán de tela de fondo, que se ha traducido en una gestión bicéfala problemática. De hecho, Forgeard fue hace meses quien puso en duda el sistema oficialmente, con una campaña sobre el abandono de la doble dirección franco-alemana en beneficio de una presidencia única, y francesa. La idea finalmente se abandonó, aunque abrió la desconfianza al otro lado del Rhin, que todavía persiste.

Ahora, los continuos retrasos en la entrega del A-380, el escándalo de espionaje de Cleastream, el fracaso de las negociaciones con la empresa Thales y el fiasco del A-350 lastran la credibilidad de Forgeard y han abierto de nuevo, quizá más seriamente, el abandono de una doble gestión al frente de EADS. El viernes, la prensa gala recogía esta hipótesis, que toma cuerpo. El copresidente alemán, Thomas Enders, sería presidente ejecutivo único, y el actual presidente de la Empresa Nacional de Ferrocarriles francesa (SNCF), Louis Gallois presidiría la compañía Airbus y el consejo de vigilancia de EADS. Mientras, las reuniones político-industriales se multiplican esta semana, entre el ministro de Economía francés, Thierry Breton, y los accionistas de referencia de la compañía, Lagardère y DaimlerChrysler. En Alemania la consigna es clara: 'tienen que dejar de pelearse. Se trata de un asunto industrial. Lo que de verdad está en juego no son las personas, sino la industria aeronáutica europea. No tiene sentido que el Estado intervenga', azuzó el ministro de Economía alemán, Michael Glos.

Qantas pide ser indemnizada

Emiratos Árabes, el mayor cliente del gigante A-380, y Singapore Airlines, que tenía previsto realizar el primer vuelo comercial a finales de este año, amagaron con pedir compensaciones económicas por el primer retraso del avión comercial más grande del mundo, de marca Airbus. Ahora, la compañía australiana Qantas ha hecho efectiva su amenaza.Las cláusulas en el contrato de compra del A-380 prevén indemnizaciones en caso de retraso en la entrega, 'y ya hemos aplicado muchas de ellas', según el presidente de la compañía australiana, Geoff Dixon, aunque sin especificar las cantidades. No obstante, Qantas todavía no tiene la intención de anular los pedidos del avión, que la compañía considera 'sorprendentemente bueno', aunque se entregará con un retraso de seis a siete meses sobre las fechas inicialmente previstas y que supondrán una merma de los resultados del constructor aeronáutico.

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