Los Rubiralta sellan su divorcio en la junta de GSW
La junta de accionistas de Global Steel Wire (GSW), convocada para el próximo lunes 26 de junio en la sede de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), escenificará la ruptura entre los hermanos Rubiralta Vilaseca, que aún comparten el accionariado de la compañía transformadora de alambrón del grupo Celsa, y el de CH Werfen, el entramado de productos hospitalarios. Francisco y José María Rubiralta no se encontrarán en la convocatoria porque éste último enviará a sus abogados, señalaron fuentes solventes.
En cambio, Francisco debe acudir a la junta, puesto que es administrador único de GSW a través de la sociedad Ipo Wire Holdings. GSW (que cambió el nombre de Nueva Montaña Quijano) mantiene un pequeño porcentaje de pequeños accionistas fruto de su etapa cotizando en Bolsa. La compañía aprobó a principios de abril de 2005 la exclusión de los mercados bursátiles con una opa sobre el 17,38% del capital que no controlaba la familia catalana, operación que fue valorada en 25,88 millones de euros.
Los Rubiralta han forjado en los últimos decenios un grupo siderúrgico que supera una facturación de 3.400 millones, con una plantilla de 6.000 personas, y con factorías en Castellbisbal (Barcelona), Cantabria y País Vasco. Además, en 2003 inició su internacionalización, con la compra de una factoría cerrada en Gran Bretaña (Allied Steel and Wire, ahora Celsa UK) y otra planta adquirida en Polonia (Celsa Huta Ostrowiec).
Precisamente, las diferencias entre los dos hermanos han cristalizado en una inversión realizada en el extranjero, con la compra de una empresa finlandesa del sector, Fundia, por parte de un hijo de Francisco, sin el conocimiento de su tío José María. Celsa había tanteado esta adquisición, que al final se ha adjudicado Francisco Rubiralta Rubió, según señalaron fuentes del sector.
Esta situación provocó una crisis familiar que no se ha reconducido. Al contrario, ambos hermanos han encargado la valoración de los activos de Celsa y CH Werfen para que Francisco mantenga la titularidad sobre el negocio siderúrgico y José María, que ya gestiona desde hace años CH Werfen, haga lo propio con el grupo de instrumentación sanitaria, que factura 630 millones anuales y que obtuvo un beneficio de 24 millones en 2004.
Pero esta separación no es tan fácil como parece. Los Rubiralta querían terminar los informes este verano, situación que parece poco probable. Precisamente, el principal problema pasa por la propia valoración de las empresas, especialmente Celsa, que ha registrado un incremento exponencial en los últimos meses, por el incremento del precio de los derivados siderúrgicos en los mercados internacionales, por el aumento de la demanda de los mercados asiáticos. Si hace años la compañía que registró mayores incrementos y rentabilidades fue CH Werfen, ahora es Celsa la que ha tomado el relevo. El grupo siderúrgico mantiene un elevado nivel de inversiones, pero ahora el margen de sus productos ha crecido.
Izasa, la principal compañía de CH Werfen, firmó un crédito sindicado de 115 millones en marzo de 2004 en el que se implicó el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), organismo dependiente de la Generalitat catalana, concediendo un préstamo de 20 millones. La compañía realizó esta operación para refinanciar los 200 millones que los organismos públicos sanitarios de varios países le adeudaban en 2003.
Distintos grados de internaciolización
Celsa y CH Werfen han mantenido estrategias diferentes de internacionalización al pertenecer a sectores tan dispares. Celsa inició su salida al extranjero en 2003, al comprar los activos de la galesa Allied Steel and Wire, compañía que estaba prácticamente en quiebra, por un precio de 37 millones. El siguiente paso fue la referida inversión en Polonia. Descontando estas excepciones, los hermanos Rubiralta han preferido mantener el centro de la gestión en los mercados catalán y cántabro, especialmente.En cambio, CH Werfen ha mantenido un mayor impulso fuera de España. El grupo, a través de Izasa, su compañía más importante, está presente en China. Más del 66% de los 561 millones de la facturación correspondiente al ejercicio 2003 provienen del extranjero. Los principales mercados son los mercados de la Unión Europea (UE), con el 48% de las ventas, zona a la que sigue en importancia Estados Unidos (EEUU), con otro 15%. Norteamérica es también importante porque concentra el 20% de la plantilla de 2.674 personas. Además, Izasa es la cabecera de Instrumentation Laboratory, que se dedica a fabricar y vender aparatos y reactivos para el diagnóstico clínico, con factorías tecnológicas en EE UU.Biokit es otra de las sociedades adscritas a Izasa, que en este caso cuenta con factoría en Lliçà de Munt (Barcelona). La española Leventon y la norteamericana Bolton Medical completan el grupo.