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Argentina y Brasil ajustan su ritmo de vida a los horarios del Mundial

La Bolsa de São Paulo deja de negociar unas horas los días de partido de la selección

Este mes de junio es imposible escapar del fútbol. Ni en Alemania, ni en España, ni mucho menos en la cuna de los míticos Maradona y Pelé, Argentina y Brasil, dos de las selecciones favoritas para este mundial. Ningún argentino se quiso perder el festival de goles de los albicelestes del viernes, seis en total ante Serbia, que garantizan la calificación de la selección para los octavos de final. Sus vecinos brasileños esperan con impaciencia el partido del domingo -ante Australia- para ver un equipo más inspirado que en su estreno -ganó 1-0 a Croacia- y acorde con su condición de favorito absoluto. Conscientes de ello, las autoridades y las empresas se han unido a la fiesta.

En Argentina, los directores de las escuelas, temerosos de que los chicos falten a clase por ver los partidos, pidieron a los maestros interrumpir instalar televisores en las aulas durante los encuentros. La mayoría de las provincias del país -21 de las 24- recomiendan que las escuelas públicas permitan que los chicos vean al fenómeno Lionel Messi, de 18 años, que el viernes se estrenó con gol en el Mundial. 'Durante el Mundial todo gira en torno al equipo nacional', explica Marta Bustos, directora de la escuela primaria Rosario Vera Peñaloza, de Buenos Aires, donde la mitad de los alumnos faltaron en el Mundial de 2002.

El Gobierno argentino entregó a las provincias un manual de 47 páginas sobre cómo usar el Mundial como herramienta de enseñanza. El manual sugiere a los maestros de primaria pedir a los alumnos que sitúen a los 32 equipos que participan en la competición en un mapa y buscar información sobre los países en los libros de historia, en internet y llamando a las agencias de turismo. Unas 30.000 escuelas han recibido la guía. 'Esta vez tenemos la oportunidad de usar el Mundial como instrumento de enseñanza', comenta la maestra Bustos, de 63 años.

El Gobierno argentino ha elaborado un manual para que los maestros de escuela le saquen provecho pedagógico al Mundial

Tras el triunfo de Argentina, este domingo le toca a Brasil. Independientemente de que Ronaldo esté en forma o no, cuando juega Brasil, el país se para literalmente. Tiendas, bancos, peluquerías y supermercados echan el cierre un cuarto de hora antes de cada partido y hay estampida de empleados. Las calles quedan desiertas, apenas hay tráfico y las pocas personas que se encuentran se apresuran para llegar a una pantalla.

Hasta la Bolsa de São Paulo dejó de negociar con dos horas de antelación para no perder ni un regate de los astros brasileños. El mayor mercado de acciones de Latinoamérica cierra a las 15.00 horas para que a los operadores les dé tiempo a llegar a casa y esos días no hay negociaciones after market.

Según una encuesta de la Asociación Brasileña de Calidad de Vida, casi el 80% de las empresas libera a sus empleados para que puedan ver a su selección. En las ciudades grandes lo hacen con dos o tres horas de antelación, previendo que el tráfico estará congestionado. 'Las empresas asumen ese coste porque no hay clima para hacer trabajar a la gente. No merecería la pena luchar contra ello porque la desmotivación y las revueltas serían grandes y perjudicarían la productividad', afirma Maria Helena Monteiro, vicepresidenta de Recursos Humanos de Sudamérica, aseguradora asociada a ING Direct.

Esta compañía permite a sus 5.600 empleados que se vayan a casa a las dos de la tarde aunque el partido comience a las cuatro, pese a que la hora de salida habitual es a las cinco. Al igual que muchas empresas, también organizan concursos de decoración sobre la selección entre las plantas del edificio -financiada por los propios empleados- y se incentiva el clima de compañerismo que crea el Mundial. Muchas empresas también reparten kits con camisetas, trompetas, serpentinas y otros artículos para crear ambiente.

En Brasil, la expectación es mayor este año. Un arma de doble filo, dicen muchos, que temen que si Brasil no se declara hexacampeão la depresión tenga alcance nacional.

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