Unespa urge a las aseguradoras a adecuar su tecnología al nuevo criterio de riesgos
La cuenta atrás para adaptarse a la normativa europea sobre riesgos para las compañías aseguradoras ha comenzado. Así lo hizo saber ayer la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos. 'No será posible adaptarse a Solvencia II si no se comienza a trabajar ya. Al 2009 hay que llegar con muchos deberes hechos y, entre ellos, los tecnológicos', advirtió.
La responsable de la patronal aseguradora considera que las entidades deben disponer de sistemas sofisticados de investigación que permitan predecir escenarios para las compañías distintos de los actuales. Según González, para que las estimaciones sean fiables 'hay que construir modelos internos con series históricas profundas y fiables, y esas series comienzan a elaborarse ahora'. La ejecutiva tuvo palabras de elogio para el sector durante la presentación del Estudio de las tecnologías de la información en seguros, al reconocer que varias firmas ya se preparan para Solvencia II.
El informe elaborado por la consultora Accenture y el grupo de investigación Icea desvela cómo, en 2004, las aseguradoras incrementaron en un 7,8% su inversión en tecnología. Esta cifra representa una ralentización del gasto en esta partida, que un año antes creció un 17,4%.
Aunque en el mundo de los seguros el gasto en tecnología tiene un mayor peso que en la banca, esta situación no se traduce en un mejor aprovechamiento de los recursos. Entre 1999 y 2004, el sector bancario rebajó su índice de eficiencia en 16 puntos, hasta situarlo en el 44,2%. Mientras, las aseguradoras mantienen estos ratios estables en torno al 24,5%.
Por eso, los expertos consideran que el retorno de la inversión en tecnología está aún por llegar. Para demostrarlo, Fernando Acevedo, socio de Accenture, alude a la relación estable de la inversión en tecnologías de la información respecto de las primas (en torno al 1,7%) y de los gastos (11,5%). Para que la situación cambie, Acevedo sostiene que las empresas deben destinar de forma sostenida un 45% de su inversión en tecnología a gastos discrecionales, es decir, aquellos destinados a innovar y no a mantener los sistemas existentes.
Durante los seis años analizados, las compañías de seguros han destinado 5.000 millones de euros a renovar sus plataformas tecnológicas.