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CincoSentidos

Oreja de mérito para Castella

Toros muy flojos y decepcionantes

Excepto la oreja que Sebastián Castella cortó al cuarto de la tarde, la corrida de la prensa de ayer nada tuvo que ver con los excelentes espectáculos que se han vivido en la tercera semana de San Isidro. Desde la gran faena que El Juli hizo el lunes, a las cuatro orejas que pudo haber cortado el novillero Alejandro Talavante el miércoles, pasando por la salida a hombros de El Cid y el trofeo que obtuvo Matías Tejela el martes, el abono madrileño había disfrutado de tres días de autentico espectáculo. Pero ayer fue otra cosa.

La corrida de Valdefresno salió muy bien presentada, pero demasiado floja, lo que provocó el enfado del público. Todos los toros fueron más o menos protestados, aunque el presidente solo devolvió a los corrales el sexto, que no era el más débil de todos. Había que cubrir el expediente, y eso fue lo que hizo.

El festejo sólo tuvo una faena digna de mención, la que el diestro francés Sebastián Castella hizo al segundo toro de su lote. No fue malo el astado, aunque siempre quiso marcharse suelto de la muleta. Uno de los grandes méritos de Castella fue precisamente lograr que se quedase en ella, porque una vez que el toro metía la cara, lo hacía con calidad y cierta emoción. Muy centrado, serio y valiente, el torero supo hacerle embestir, alternándole muy bien los dos pitones, hasta lograr construir una faena de torero maduro y muy puesto. La faena, que finalizó con unas manoletinas muy ceñidas, comenzó con dos muletazos cambiados por la espalda, en los que la plaza vibró de emoción.

A partir de ahí, todo el trasteo de Castella fue una continua sucesión de muletazos bien enganchados delante y mejor rematados. No obstante, algunos espectadores del tendido 7 le negaron el pan y la sal; es decir, tanto lo que le hizo al toro como el trofeo que le fue concedido por petición mayoritaria de la plaza. Con este toro, Castella pudo sacarse la espina de la decepción que debió sentir ante el primero, un animal muy protestado que a la muleta llegó parado haciendo imposible el más mínimo lucimiento. La corrida aún tuvo otro toro con posibilidades, el sexto, un sobrero de Las Ramblas al que Miguel Ángel Perera no llegó a cogerle el aíre. Demasiado incómodo con el toro, no se acopló ni cuando éste embestía con recorrido, ya que luego se quedaba corto. Al muy protestado primero de su lote, Perera se lo quitó del medio sin contemplaciones.

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