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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Y ahora, abocados al desastre

Dicen que una semana en política es mucho tiempo. En la Bolsa es más que eso. Después de tres años de plácido mercado alcista, el inversor se encuentra en un entorno en el que dos latigazos acaban pocas horas con subidas construidas a lo largo de meses.

Esta violencia no es una aberración en términos bursátiles, sobre todo en momentos de Bolsa alcista. Lo preocupante es que los episodios de pánico vendedor se extiendan durante más de una semana. En esa semana, que en política es mucho tiempo y en la Bolsa es una eternidad, el perfil del mercado ha cambiado de la euforia -aquí no pasa nada- al pánico desmedido.

Esto también entra dentro de lo normal. Al igual que en los partidos de fútbol comentados por televisión un gol convierte lo que eran supuestas ventajas en problemas irresolubles, en la Bolsa los porcentajes de variación tienen similar efecto hipnotizador sobre expertos y simples observadores. Y, si bien no hay ningún elemento que proteja al mercado de entrar en una fase bajista severa y prolongada, tampoco está abocado a ella.

Ya se sabe que el papel lo aguanta todo. Desde hace meses el mercado es consciente de que los principales riesgos son la inflación y una eventual tormenta en el mercado de divisas. Las señales sobre inflación no se corresponden con el desplome de los mercados y, además, los tipos de interés a largo plazo -el mejor reflejo de las expectativas de inflación que recoge el mercado- no han subido. Al contrario, han bajado.

En el mercado de divisas, paralelamente, la volatilidad vino antes de la crisis de la Bolsa. La semana pasada el dólar, piedra angular del edificio financiero, se ha mantenido estable.

Se trata más bien de una huida del riesgo. El dinero ha salido de los activos que considera más peligrosos o de aquellos que le han resultado más rentables, por temor a quedar escaldado. Las condiciones de fondo no han cambiado sustancialmente, pero al igual que la Bolsa ha pecado hasta hace 10 días de exceso de complacencia, ahora podrá pasarse de frenada.

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