Alstom recupera la senda de la rentabilidad
El fabricante francés de bienes de equipo vuelve a beneficios tras superar la crisis
Hace tres años, cuando el agónico patrón de Alstom, Patrick Kron, entró en contacto con Martin Bouygues, presidente de la constructora homónima, no muchos, tampoco Bouygues, apostaban gran cosa por el futuro del fabricante de infraestructuras energéticas y ferroviarias. Varios ingredientes, sobre todo la mala gestión de las adquisiciones y la crisis que en 2003 atravesaba el sector de producción de electricidad, llevaron a Alstom al borde de la quiebra.
Tres años después la compañía, popular en Francia por el porte de sus iniciales en muchos de los vagones de metro que atraviesan la capital y por ser el constructor del TGV (tren de alta velocidad), abandona los números rojos y vuelve a dar beneficios. Los esperados resultados anuales, presentados ayer, 'cumplen con los objetivos que nos habíamos fijado', según explica Patrick Kron, presidente del grupo, en un comunicado.
El beneficio neto alcanzó 178 millones de euros en el ejercicio 2005/2006, frente a unas pérdidas de 628 millones durante el ejercicio anterior. Los pedidos han aumentado en este periodo un 8% y los contratos afluyen de nuevo. El último en la lista fue firmado con Endesa el pasado 15 de mayo, por el que la eléctrica española ha renovado dos contratos para la explotación y mantenimiento de dos centrales de ciclo combinado en Cádiz y en Barcelona, por 170 millones de euros.
El resultado neto del grupo fue de 178 millones en el último ejercicio
Entrada de Bouygues
Así, 'Alstom entra en una nueva dinámica de crecimiento rentable, que la unión con Bouygues permitirá acentuar'. Precisamente, la entrada de la constructora gala en el capital de Alstom ha sido un paso determinante en el largo camino hacia la recuperación de la compañía. Bouygues se ha alzado en primer accionista, después de anunciar por sorpresa el pasado mes de abril la compra del 21,03% de participación del Estado francés por 2.000 millones de euros.
La operación no sólo estabiliza el accionariado de Alstom, sino que además cumple con las condiciones exigidas por la Comisión Europea, que hace tres años accedió in extremis a la excepcional operación de salvamento del grupo.
Aquel episodio, orquestado por el entonces ministro de Economía, Francis Mer, un liberal antiguo presidente de Usinor, se saldó con créditos de 30 bancos y la entrada del Estado en una empresa 100% privada.
El Ejecutivo comunitario decidió dar luz verde a la operación, no sin establecer como contrapartida la salida del Estado de Alstom antes de 2008 y la cesión de un 10% de su cifra de negocio, esto es, cerca de 1.600 millones de euros de activos. Patrick Kron se ha desecho desde entonces de la actividad de turbinas industriales, de transmisión y de distribución de electricidad, en manos de Areva. Además, el alto precio que la compañía ha tenido que pagar para escapar de la quiebra ha pasado por la cesión de actividades ferroviarias en Australia y Nueva Zelanda y de su filial Power Convertion.
Más allá de las condiciones de Bruselas, Alstom ha vendido su división Alstom Marine a la noruega Aker Yards.
La fusión con Areva regresa a la palestra
Hace poco más de dos años, los cuchillos estaban bien afilados entre Patrick Kron, presidente de Alstom, y Anne Lauvergeon, presidenta del grupo nuclear Areva. En abril de 2004, en plena incertidumbre sobre el futuro de la compañía, Areva se posicionó como actor en el salvamento de Alstom y recuperar así sus actividades ferroviarias. Alstom, que un año antes había propuesto el acercamiento a la compañía nuclear, se negó en redondo y movilizó a las más altas instancias políticas para frenar la operación.Sin embargo, la entrada de Bouygues en el capital de Alstom como primer accionista ha desbloqueado la situación. Si en teoría el Estado no tiene previsto abrir el capital de Areva, su presidenta indicó a principios de mes que un acercamiento con Alstom 'en el sector de la energía' era 'un tema abierto'.Patrick Kron confirmó ayer ese estado de ánimo. Si bien explicó que el aspecto nuclear no 'está de actualidad'.