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Reforma agraria

Bolivia prepara también la nacionalización de tierras

Después del gas y el petróleo le toca el turno a la tierra. El Gobierno de Bolivia ultima los detalles de una reforma agraria que incluirá la expropiación de tierras, lo que ha extendido el temor entre los agricultores brasileños.

La advertencia ya la hizo el presidente Evo Morales en su discurso del Primero de Mayo. 'Estamos empezando a nacionalizar los hidrocarburos, mañana será la minería, lo forestal y todos los recursos naturales', dijo como parte de su programa para que el país deje de ser el más pobre de Sudamérica.

En estos días, su Gobierno está preparando un paquete de ocho decretos y una ley para llevar a cabo una reforma agraria, que se espera se haga pública en las próximas semanas. El propósito es redistribuir las tierras entre los campesinos bolivianos más pobres. Para ello se contempla la expropiación de haciendas, lo que ha despertado recelos entre los agricultores brasileños, que han invertido 1.000 millones de dólares para cosechar soja en el país vecino.

'Estamos muy preocupados, porque no sabemos qué parámetros van a usar', explica Denis Barbieri, propietario de Agrícola Santa Clara. Barbieri. Con una hacienda de 5.000 hectáreas, es uno de los cientos de brasileños que compraron tierras en Bolivia para plantar soja porque el país ofrecía ventajas: suelo fértil, menor coste de producción e impuestos bajos. En su mayoría son terratenientes que absorben un tercio de la producción de soja, una actividad responsable del 7% del PIB boliviano. Según el Gobierno, los productores no tienen que temer. La reforma agraria sólo afectará a las tierras improductivas o a aquellas que se hayan invadido ilegalmente. Las tierras deberán cumplir una función económica o ser revertidas al Estado. Y es que parte de los latifundios se obtuvieron con títulos de propiedad falsos y también hay numerosos terrenos sin usar.

El ministro de Desarrollo Rural, Hugo Salvatierra, intenta calmar el ánimo: 'No debe haber temor en los empresarios bolivianos, menos en los brasileños si han conseguido las tierras legalmente y cumplen los motivos por los que ocupan esas extensiones (...). Lo que sí haremos es terminar con servidumbres y latifundios', resalta.

Sin embargo, los agricultores brasileños no confían en Morales después de lo sucedido con el gas. Además de Repsol, la estatal brasileña Petrobras ha sido la principal perjudicada de la nacionalización de los hidrocarburos. 'Morales habló con Lula y le dijo que no haría nada para perjudicar a Petrobras. Luego hizo lo contrario. Tememos que haga lo mismo con las tierras', dice Barbieri. La Constitución boliviana, al igual que la legislación brasileña, prohíbe que las tierras a menos de 50 km de la frontera estén en manos de extranjeros, pero hay decenas de brasileños explotándolas.

América Latina pierde atractivo inversor

La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia y la anunciada de las tierras desincentiva a los inversores extranjeros en un momento en el que la región pierde posiciones frente a otros países emergentes, como China o India. Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), organismo de la ONU, la inversión extranjera directa fue de 61.600 millones de dólares en 2005, casi igual a la del año anterior, mientras que los flujos en todo el mundo aumentaron un 29%. La agencia Standard & Poor's advierte en un informe sobre la región que esta situación 'es preocupante' y la relaciona con el menor crecimiento de América Latina con respecto a otros emergentes.

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