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Escándalo financiero

'La colección es una cosa y la inversión otra'

Tiene sellos de Dinamarca o de Estados Unidos usados?'. El coleccionista de sellos que acude los domingos por la mañana al mercadillo de sellos de la Plaza Mayor, suele ir con un objetivo concreto: completar su colección. Con su lista de faltas y sus pinzas (para manipular los sellos), recorre los puestos uno tras uno. 'El que colecciona es porque tiene afición', comenta Grati Montaña Maestre, un jubilado de 71 años. 'Luego, si sube el valor, pues mejor. Pero una cosa es la colección y otra la inversión'.

Montaña Maestre lleva 30 años coleccionando sellos y más de 15 vendiendo en el tradicional mercadillo madrileño. Su sello más caro valen unos 1.800 euros pero no lo trae al mercado por miedo a los robos. Si un cliente lo solicita, queda con él para llevar a cabo la transacción. 'Hoy va a venir un cliente que me pidió un sello que vale 300 euros. Se lo he traído con su certificado', explica. 'Este papel es el que tenían que haber exigido los de Fórum y Afinsa', añade, mientras muestra con detalle el certificado emitido por la Comisión de Expertos de Madrid para este sello de España de 1952.

'Amigo personal' de uno de los inculpados en el escándalo de los sellos, el fundador y presidente de Afinsa, Albertino Figueiredo, le cuesta creer que el hombre con el que coincidió en una empresa del motor -Figueiredo trabajó en la dirección y Montaña Maeres era pintor-, sea culpable de estafa. 'Lo del Fórum Filatélico no me sorprende porque ya había oído algo, pero lo de Afinsa, me extraña más', comenta.

Otros vendedores se muestran menos indulgentes con el empresario portugués y, en general, las acusaciones de la Fiscalía tanto contra Fórum Filatélico como Anfisa no han sorprendido mucho. 'Aquí todos los sabíamos', explica Jesús Talavera, de 55 años, de la filatelia con su nombre, una de las 200 agrupadas en la asociación nacional, Anfil. 'Hemos intentado hacer algo desde la asociación pero para denunciarlo hay que tener datos concretos y no los teníamos', explica.

Talavera es coleccionista desde los siete años. Además de su empresa de filatelia, es accionista de Procter y Gamble. Asegura que los sellos tardan muchos años en adquirir valores importantes. La tirada es uno de los factores claves para determinar el precio de un sello. Cuanto más raro sea, más valor tiene. Talavera estima que un sello normal, sin características especiales, tarda una media de cincuenta años en obtener una importante revalorización. En cualquier caso 'una remuneración del 6% anual es imposible', concluye.

'El sello como inversión, eso no ha funcionado nunca. Para invertir están los bancos', sentencia José Jaime Martínez Millán, un jubilado de 69 años que cada domingo acude a la plaza para vender alguna pieza de su colección a los comerciantes y 'charlar un rato'.

Martínez Millán no cree que el escándalo tenga ninguna repercusión sobre el mercado tradicional, porque 'el filatélico normal no invierte en esas empresas'. Pero otros sí temen que el escándalo pueda dañar su imagen. 'Pensamos que nos va a afectar, pero esperamos que no mucho', explica Talavera. 'Ahora se van a pensar que mis sellos son falsos', comenta Félix Nohales, de 67 años, tras su puesto en la otra esquina de la Plaza Mayor.

Cuando hablan de precios, los vendedores sacan su catálogo, el elaborado por Anfil o el de Edifil, que fijan unos precios indicativos del timbre, detallando el año y la tirada de cada uno. 'Este sello está valorado en 925 euros', explica Jaime, trabajador de administración y vendedor de la plaza. 'Afinsa lo valora en 5.000', continúa.

'Dentro de unos años vendrán aquí los afectados a ver qué pueden recuperar', comenta Jaime. 'Tendremos que tener mucho cuidado a la hora de decirles que lo que tienen no vale lo que piden porque vendrán muy desconfiados y se pensarán que les queremos engañar', concluye.

Los dorados años setenta

'A finales de los setenta y principios de los ochenta hubo un boom en el mercado de los sellos. Los precios subieron mucho y muchas personas se metieron en el mundillo. Los llamamos los años de oro de la UCD', dice Jesús Talavera, de la Filatelia Talavera.El veterano mercadillo de la Plaza Mayor, creado en 1927, llegó a acoger hasta 800 puestos, según algunos comerciantes. Correos aumentó la tirada. Como en los demás mercados, el aumento de oferta hizo caer el precio.Ahora el número de puestos en la plaza madrileña no llega al centenar y gran parte de ellos se dedican a vender otros bienes para coleccionistas, principalmente monedas, pero también postales, loterías y tarjetas telefónicas.

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