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CincoSentidos

Salvador Cortés maquilla un inicio decepcionante

Sólo la faena de Salvador Cortés al sexto toro de Martelilla maquilló en parte la decepción que supuso el arranque de la feria de San Isidro. Y no del todo. Al final, la sensación que dominaba el festejo era la de que al ruedo de Madrid habían saltado bastantes toros con calidad, quizá les faltó algo de transmisión y bastante fuerza, pero en conjunto el encierro dio muchas facilidades a los toreros. O por decirlo más claramente: a varios de los ejemplares se les debería haber cortado alguna oreja, y sin embargo los toros se las llevaron puestas al desolladero.

Los dos mejores le correspondieron a Salvador Cortés, que confirmaba la alternativa en Madrid. Había una gran expectación por ver a este torero tras su gran éxito de la pasada feria de Sevilla. Y en cuanto a entrega, el torero sevillano no defraudó. Sin embargo, otra cosa fueron los resultados finales. El sexto tuvo una gran alegría en sus arrancadas. La primera con la muleta tuvo lugar a más o menos cincuenta metros, con el torero situado en el centro del platillo y con el toro muy cerrado en el burladero de matadores. Cada arrancada suponía una enorme emoción, por su manera de repetir y de domar la muleta. Salvador Cortés le dio al principio varias series de derechazos ligadas pero cortas, rectificando terreno entre un pase y otro, de manera que los espectadores tardaron en entrar en la faena. Finalmente entraron, en otra buena tanda de derechazos y sobre todo en unas emocionantes y ceñidas bernadinas. Hubiera cortado una oreja, pero la espada quedó muy perpendicular.

Al primero de la tarde también le dio mucha distancia Salvador Cortés, aunque ese toro noble pero flojo no envistió con la intensidad que lo hizo el sexto. En la faena predominó la cantidad sobre la calidad. Escuchó un aviso en cada toro y fue ovacionado a la muerte del sexto.

También tuvo movilidad y recorrido el albaceteño Antón Cortés. Aunque estuvo decidido en algunos pasajes, la faena fue entrando poco a poco en declive. Al quinto le faltó emoción y Antón, aunque lo intentó muchas veces, no llegó a acoplarse con el toro. En el conjunto de su labor solo cabe destacar algunos muletazos aislados, en el tercero, y el tesón con que lo intentó en el otro.

Abellán, a porta gayola

A fuerza de repetidos, los gestos valientes de los toreros acaban por perder su verdadero significado. Miguel Abellán se fue a recibir a porta gayola a su primer toro, y la suerte salió muy emocionante porque el pitón del animal pasó a escasos centímetros del cuello del torero. Pero al repetir el lance unos minutos después debido a que se devolvió el toro a los corrales, la segunda vez pareció algo rutinario. Aunque no lo era. Abellán volvió a situarse en el mismo terreno, y aguantó igual que en el toro anterior, pero el público no reaccionó de la misma manera.También ese primer toro de Abellán tuvo calidad en la muleta, pero por su escasa fuerza duró poco. La faena comenzó muy alta y fue declinando. Pese a todo, el diestro fue ovacionado.El sobrero de Arucci, un ejemplar de muy bella lámina, fue flojísimo. Tanto, que se derrumbó en mitad de la faena, y costó varios minutos ponerle en pie. Abellán hizo caso a la petición del público y le entró a matar.

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