Silicon Graphics se declara en quiebra en EE UU por falta de financiación y de un comprador
Silicon Graphics, la legendaria compañía de Silicon Valley cuyos superordenadores crearon los efectos especiales de Hollywood en los años 90, anunció ayer que se acogía al capítulo 11 del código estadounidense de bancarrota. La noticia llega después de que la compañía cerrara un acuerdo con sus bancos y otros acreedores, y dos meses después de que diera a conocer planes para reducir su fuerza de trabajo en unos 250 empleados (12% de la plantilla) para finales de este año en un movimiento que busca reducir los costes anuales en 150 millones de dólares.
'Era doloroso para nosotros tener que tomar esta decisión, teniendo en cuenta la repercusión que tendrá en los accionistas, pero pensamos que era necesario dar este paso', ha asegurado en una entrevista al diario Mercury News el presidente ejecutivo de Silicon Graphis, Dennis McKenna, quien añadió que prevén salir de la bancarrota en un plazo de seis meses.
La compañía, que ha reconocido haber hecho inversiones en tecnologías que luego no han tenido los resultados esperados, ha perdido muchos clientes que han preferido ordenadores más baratos de HP, IBM y Sun.
La declaración de bancarrota sólo afecta a las operaciones de la compañía en EE UU; fuera quedan sus subsidiarias de Europa, Canadá, México, América del Sur y Asia-Pacífico. 'Llevan mucho tiempo en caída libre y no han logrado encontrar un comprador, así que la degradación ha sido progresiva', dice Jaime García Cantero, analista de IDC. El pasado febrero, la multinacional declaró a la SEC que podría entrar en bancarrota si no encontraba un comprador o financiación adicional.
La compañía tenía unos activos valorados en 397 millones de dólares frente a una deuda de 650 millones, y sus mayores acreedores son JPMorgan Change & Co, Solectron, Eugenio Information Technologies e IBM, según el informe de bancarrota presentado ante un tribunal de Nueva York. En la misma información, explica que un grupo de bonistas ha llegado a un acuerdo para prestarle 70 millones. Los tenedores de bonos recibirán acciones de la firma una vez que salga de la bancarrota. Las actuales acciones de la compañía serán canceladas y sus propietarios no recibirán nada, según el plan propuesto.