Adiós al crítico de los excesos capitalistas
Galbraith deja en herencia la ayuda social
Con la muerte de John Kenneth Galbraith el pasado sábado en el Mount Auburn Hospital de Cambridge (Massachusetts) se va uno de los mayores críticos de lo que él consideraba 'excesos' del sistema capitalista. Este influyente economista liberal, de 97 años, fue profesor de la Universidad de Harvard durante más de 50 años, puesto desde el que influyó a los principales teóricos de la economía pública y a buena parte de los gobiernos demócratas de EE UU en las últimas cinco décadas (desde Roosevelt hasta Clinton).
Sus orígenes liberales los combinó con una fuerte atracción por el economista británico John Mynard Keynes, del que aprendió la necesidad del intervencionismo público para solucionar ciertos fallos del mercado.
Galbraith fue sin duda uno de los intelectuales más destacados del siglo XX, habiendo discrepado a menudo con las ideas de la corriente dominante. Se opuso a la guerra en Vietnam desde sus inicios y fue un crítico de gran parte de los intelectuales que dominaron la escena financiera en la década de los 80. Su influencia en los gobiernos de EE UU se iguala a la que tuvo Henry Kissinger. Defendió la idea de una semana laboral más corta, el movimiento de liberación de la mujer y la creación de un órgano internacional para ayudar a las víctimas de desastres provocados por el hombre.
Destacó también en su faceta de divulgador (publicó más de 30 libros), con varios volúmenes entre los grandes best sellers. Entre todos destaca su 'Sociedad de la Opulencia' (1958), en la que criticaba la economía de EE UU por ser rica en bienes de consumo pero pobre en servicios sociales. Fue crítico también con el poder de las multinacionales.